domingo, 2 de febrero de 2014

¿Cuál es el peor beso?



Ayer, como cada noche después del salir del trabajo, fui hasta la cervecería que está cerca de mi casa. Cuando llegué dije:
-  ¡Manolo!, ponme una clarita de limón y una tapita de callos.
(Nadie me puso nada porque el camarero no se llamaba Manolo, sino Paco).Bueno,: después de 15 minutos y una mirada como de desprecio, Paco me preguntó:
- ¿Qué desea caballero?


Después de pedir, intenté evitar el contacto visual con el camarero porque me daba mal Karma, y me puse a mirar para una esquina donde había una pareja hetero (algo más común de ver desde que gobierna Gallardón). De repente empezaron a besarse.Yo al principio intenté no prestarles mucha atención, pero el canalillo de la camisa de la chiquilla y el ruido que hacían me lo impidieron. Parecía como si estuvieran chupando las patinas de unas nécoras. Eran besos de mucho amor, de esos en plan Pasión de Gavilanes. De hecho, ella fue al servicio, salió y volvieron al tema. Sin ningún tipo de pudor.
Yo empecé a mirarlos con nostalgia y pensé, seguro que esta parejita lleva poco tiempo. ¡Ayyyy!, ¡Qué bonito es al principio!, cuando tus labios son como su chupete y tu espalda ese lugar de desahogo donde clava sus uñas con tanta pasión.
¡Qué pena que esos momentos se acaben tan rápido! Con el paso de los meses todo cambia.  Lo único que te clava en la espalda es su mirada cada vez que no te cambies calzoncillos, mientas que los besos hay que robarlos, convirtiéndose en espaciados, fríos y sin testigos. Le molesta cuando la besas delante de sus amigas. Yo entiendo que en privado se hagan cosas como hacer “popo” o cortarse las uñas de los pies, ¡pero un beso!, ¡joder no resulta tan desagradable! Luego llega el momento en el que te de un pico cuando la recoges en algún sitio. Pero si esta con sus amigas, el piquito se convierte en un beso en la mejilla, como si fueras su prima de Cuenca. Y para besos en la mejilla, ya están los de las madres, que como ellas, ya no besa nadie. Para mí los besos más sinceros y cariñosos son los que me da mi perrita Lupi cuando le enseño una salchicha. ¡Ojala fuera tan sencillo conseguir un beso de mi pareja! Cuando en privado, le enseño mi salchicha, ella siempre mira para otro lado y le dan arcadas que le impiden besarme.
Estaréis de acuerdo conmigo que cuando una relación se acaba se nota en los besos. Un beso dice mucho. Y, ¿sabéis cuál es el peor beso? El último.


Un abrazo,
Rato Raro

lunes, 20 de enero de 2014

Como acabar bien con una Ex



Yo iba por la calle con mis Ray Ban y mi paraguas de Armani escuchando lo último de Cañita de Brava. Siempre me ha gustado la música eclética y atrevida.

Cuando me quise dar cuenta, tenía a alguien a un metro que no podía evitar. Estaba casi rozando uno de sus ojos con una de las barrillas del paraguas... ¡Era mi exnovia de la universidad! Aquella chica de Lugo, Marga.

No veía a Marga, desde aquel día en que salí por patas de su dormitorio cuando quiso probar algo diferente y me metió uno de sus dedos por mi tercer ojo cuando estaba a punto de clavarle la banderilla. Imaginaos el panorama. Yo no sabía si darle dos besos, uno, la mano o hacerme el muerto. Cerré el paraguas, me quite las gafas, y deje caer la lluvia sobre mi rostro, para darme un toque más sensual. Nos dimos dos besos, los dos nos pusimos como tomates, y comenzamos a hablar.


Me dice ella:

- Bueno, ¿Y todavía tienes aquel pijamita de Garfield?

Y yo, como si me hubiese preguntado donde estaba alguna de mis prendas de ropa que debía estar por algún lugar oculto del armario, pienso un rato largo y le respondo:

- Sí, ahora lo utilizo de trapo de cocina. 

Entonces yo le pregunto:

- Y tú, sigues utilizando aquellos tanguitas tan finos. Je, Je,..

- Si, menos por las noches que sólo duermo con unas gotitas de Nenuco. Es que tengo edredón térmico y un sueldo de cajera de supermercado.

- ¡Ay!...¿Y no tienes miedo a destaparte y que te coja el frío?, le pregunto yo. 

- Si desde que duermo solita, a veces me pasa, pero ya sabes que con ropa soy incapaz de dormir.

Después de aquella conversación tan subidita, decidimos tomarnos algo frío para ver si nos relajábamos.

Cuando estábamos bebiendo en total silencio, me dice:

- Bebes como antes, ¿eh?

- ¿Cómo?

- Con mucho estilo, je, je, je... 

Al final no fui al gimnasio, ni hice nada de lo que tenía planeado hacer. Me temblaban las piernas. Me fui a mi loft. Me fume un cigarrillo de la risa, me acosté boca abajo y a dormir.

De todas maneras tengo que decir que es bonito intentar acabar bien con una exnovia, aunque nos pueda resultar algo doloroso. Y esta vez, al final lo conseguí. No hace falta que dé más pistas, ¿verdad?


Un abrazo,

Rato Raro