Como todos los sábados mis colegas y yo estábamos reunidos tomando unos albariños a mediodía. Cuando de repente uno de ellos dijo:
- ¡Un revuelto de grelos con gambas y otra ronda, por favor!
Todos nos reímos y seguimos allí tajándonos un poco más. Luego sobre las 16:05 h nos quedamos todos muy serios y uno que venía del WC dijo:
- ¡Oye!, ¿por qué no hablamos del tercer ojo humano?
La verdad, a todos nos apeteció, al fin y al cabo el tercer ojo humano es un tema apasionante, de los que todos en mayor o menor medida tenemos algo que opinar. Era el momento en el que todos necesitamos un sitio tranquilo y agradable en el que poder divagar, así que cogimos un taxi, le dijimos que nos llevase a casa que íbamos a hablar del tercer ojo humano. El taxista no puso inconvenientes, nos llevo gratis e incluso subió a mi loft, porque le apetecía hablar del tema. Una vez en casa Soyunmendrugo que es un biólogo, escritor y enciclopedante amigo mío, quiso abrir el debate y dijo:
- Soyunmendrugo: Hace unos años cuando se descubrió que la melatonina actuaba contra el envejecimiento celular, la glándula pilenial se convirtió en el mayor receptor de nuestro cuerpo humano y de aquí surgió la energía pránica que sentó los cimentos de la filosofía oriental basada en el tercer ojo humano.
- Todos: ¡Pero de que vas matado!, ¡Soyunmnedrugo que dices!, ¿a qué ojo te refieres so mamón?
Entonces, el muy serio dejo su licor café sobre el sinfonier y dijo:
- Soyunmendrugo: Lógicamente hablo de los chacras y del ojo de la vida que se encuentra en el centro de cabeza.
- Todos: ¡pero que vas a tener tú en el centro de tu cabeza! pero si por no tener, no tienes ni pelo.
Todos nos echamos a reír abrazándonos. Nos quitamos las camisetas y le dijimos:
- ¡Qué no tío!, que el tercer ojo es...Y ya por señas le explicamos a cual nos referíamos.
Mi amigo Razonesobvias se puso de pie para que Soyunmendrugo lo tuviera más claro y este dijo:
- ¡Aahhhhhh!, ¡tenía que haber imaginado que viniendo de vosotros no podría ser un tema serio y transcendental! y se hecho a reír.
Yo lo miré fijamente y le dije:
- Mira Soyunmendrugo te digo una cosa, ¡coge tu puto licor café del sinfonier!, ¡cómo se caiga te vas a ir calentito!, ¡te voy a dar una patada en el tercer ojo que te vas a enterar!
Allí empezó el cachondeo, todos reíamos y decíamos:
- ¡A ver, vamos a ver los ojos!
Ahí, me puse serio y dije:
- ¡No, un respetito, no somos una panda de maricones!
Entonces dejamos la gilipollez y empezó un debate muy serio y llegamos a la conclusión de que el tercer ojo es muy importante, sobre todo en determinados momentos del día. Así, cada uno hablaba de sus experiencias, uno dijo:
- ¡A mi es el ojo que más me pica!
Y yo dije:
- ¡Pues no voy a ser yo quien te lo rasque!
A partir de ahí se abrió la veda y los demás dijeron:
- Amigo 1: Para mí es el ojo que más se irrita
- Rato: por lo menos tus dientes están cada vez más blancos
- Amigo 2: Pues, yo llevo varios días con el tercer ojo cerrado
- Rato: Pues habla con el que lo tiene irritado, a ver si puede ayudarte abrirlo.
- Soyumendrugo: ¿Sabéis que al tercer ojo se le conoce por su diminutivo “ojete”?
Cuando dijo esta obviedad todos preferimos no gastar saliva en contestarle e hicimos como si no hubiera dicho nada.
Después de 6 o 7 horas de licor café y de un sinfonier teñido de negro, llegamos a la conclusión de que: ¡viva el tercer ojo!, que hay que apoyarlo y que a veces hay que empujarlo...
La verdad me encantan y aprendo muchísimo con estas charlas filosóficas con mis amigos. Si alguno de vosotros se quiere unir a nuestro grupito, solo tiene que enviar un mail a: nosoyunmendrugo@gmail.com, prestarnos su casa y tener al menos 20 litros de alcohol por reunión.
Con la esperanza de encontrar nuevos amiguitos de los que aprender mucho, se despide,
Rato Raro