En el invierno de 1982, en una ciudad con encanto del
litoral español todo transcurría con normalidad. Llovía mañana,tarde y noche, la gente compraba el Faro de Vigo y los empleados del sector naval se
preparaban para una dura reconversión. En uno de sus pequeños colegios, los
alumnos de 1º EGB, escuchaban atentamente a su profesor de mates Don Armando
Guerra que uno a uno los sacaba a la pizarra
y les decía:
- Te voy a preguntar la lección.
Cuando llego el turno de Xian, el profesor le dijo:
- Cuenta hasta 10.
Él automaticamente le respondió:
- 1,2,3,4,5,6,7, chumichuli,8,9 y 10.
La venas del cuello de Don Armando se hincharon como
las de María Patiño. Después de tres segundos de intenso silencio, mientras golpeaba suavemente una regla de metro y
medio sobre su mano izquierda, le dijo:
- Perdona, hijo creo que no te he escuchado bien, ¿puedes volver a repetir?
-
Claro que sí Don Armando, 1,2,3,4,5,6,7 chumichuli.
Antes de llegar al 8, Don Armando le dio un tremendo
varazo en su trasero y le dijo:
-
¿Qué santos testículos es “chumichuli”?
Después del azote, Xian tenía
problemas de habla por la obstrucción que sus pequeños huevecillos le habían
provocado en su garganta. Tomó fuerzas “sabe Dios de dónde”, tragó saliva para
lubricar su laringe y así facilitar la vuelta de sus partes nobles a su lugar
de origen y dijo:
- Es un número. Mi vecino Iagito que tiene más años que Leticia Sabater, me enseñó que entre el 7 y el 8 va “chumichuli”.
Todos sus compañeros empezaron a reírse pero el profesor, con más sangre que un langostino de Pescanvoa en su
cabeza, paró el jolgorio a hostia limpia, eliminando cualquier atisbo de felicidad
en los rostros angelicales de los niños.
Don Armando, al terminar la clase,
muy preocupado por la más que posible falta de normalidad intelectual de Xian,
buscó el número de teléfono de su vecino Iagito en las páginas amarillas y le
llamó:
- ¡Hola caracola!
- Mire soy Don Armando Guerra profesor de matemáticas de Xian, antes de que le comente el motivo de mi llamada, ¿quería saber si es
usted un poco retrasado o tiene algún tipo de tara que debería conocer?
- No buen hombre, le he contestado así porque esperaba una llamada de mi ahijado.
Don Armando, algo nervioso y con un
litro más de sangre de lo habitual en su cabeza, le dijo:
- Eso me tranquiliza un poco, estoy cansado de estar rodeado de tanto anormal. Bueno al grano, ¿le ha enseñado usted a contar hasta
10 a Xian?
- Sí. Mire. Precisamente ahora estoy enseñando a otro niño los números.
Don Armando
Guerra oyó como una voz de niño de corta edad decía a lo lejos:
- 6,7,8, chumichuli, 8, 9 y 10.
El profesor más indignado que Ana Colau, le dijo a Iagito:
- Me puede decir usted ¿qué vello púbico de la santa vagina significa chumichuli?
- Perdone, no sé de que me habla. ¡Adiós!
Después de colgar
el teléfono, Don Armando, muy preocupado, dio aviso a la dirección del centro,
que envió a una unidad especial de delitos pedofílicos a casa de Iagito. Cuando
llegaron al domicilio llamaron a la puerta. Abrió Marta, una de sus vecinitas
adolescentes:
- ¿Quienes sois?
- Somos la policia.
- Adelante - respondió ella - ¿Os gusta mi faldita? Es un color nuevo, está entre rojo, naranja y chumichuli.
En ese
momento, los miembros de la unidad antipedofilica sacaron las armas y entraron
en la casa buscando a Iagito. Su novia
que se encontraba en la cocina, les dijo:
- Hola, ¿se quedan a comer? He hecho costilla al horno, criollo, ensalada y chumichuli.
Los policías
cada vez más alarmados, sacaron su armamento pesado. Tras mucho buscar
encontraron a Iagito en el sofa del salón tomándose unas cervecitas de la marca
blanca Carrefour. Se acercaron y le preguntaron:
- ¿Qué es chumichuli?
- Esta bien lo confieso. Un día preparando churrasco en el jardín, me apatecía adobarlo con un poco de salsa, llamé entonces a mi novia
y le pedí que hiciera un poco de chumichuli, bueno quería decir chumichurri y
desde aquel momento no puedo quitarme esa palabra de la cabeza.Algo parecido me
ocurrió hace años cuando escuché el nombre de David Hasselhoff
Automáticamente
detuvieron a Iagito y lo enviaron a la
cárcel por chumichulicilio.
Y colorín,
chumichuli y colorado este cuento por el momento se ha acabado.
Rato Raro