Los últimos
cuatro meses han sido un infierno. Mi novia me dejo por un militante argentino
de las juventudes del PP, mi perrita Lupita decidió que vivía mejor en casa de
mis padres y nunca más ha vuelto a pasar por mi loft, en el trabajo me han
ascendido a jefe de equipo, cobrando lo mismo, y trabajando una media tres horas más (por lo
menos ahora mis compañeros me odian por una buena razón), mi mejor amigo no me perdona que me en una noche, bajo los
efluvios del abismo emocional en el que
me encontraba y el alcohol, me hubiese liado
con su hermana y mi madre desde que tiene un amante ha dejado de plancharme las
camisas.
Comprenderéis que
toda esta conjunción interplanetaria, me ha llevado a recluirme en mi yo
interior y apartarme de cualquier tipo de relación humana, incluso las
provocadas por este diminuto espacio del mundo internaútico.
Hace un mes, agobiado por la retención de fluidos
que mi clausura me estaba provocando, decidí coger unos días de vacaciones y
marcharme al último reducto de la revolución feromonal.
Después de nueve
terrible horas en un avión, llegué a mi
hotel en la Habana. Luego de asearme, y rociarme con Baron Dandy, salí del
hotel rumbo al Malecón. Parecía un buen punto de partida de mi visita a la
isla. No llevaba recorrido ni 100 metros, cuando una mulatita se me acercó y
pregunto:
- ¡Oye gallego!, ¿a dónde vas?
- Al Malecón... ¿Es todo recto, no?
- No vayas mi amoooor, ahora mismo
lo están fumigando por la epidemia de dengue de Haití.
- Vaya...ya se me ha fastidiado el plan.
- No te preocupes mi amoooor, yo te llevo de llevo de visita
por la Habana Vieja.
¡Redios!, ¡me acaba de encontrarme a un ángel!, mi suerte parecía que estaba
cambiando.
Cuando estabas a punto de llegar a la Habana Vieja, Yoany (así se llamaba
la mulatita), me dijo:
- ¿Te gusta la música cubana mi
amooor?
- Pues la verdad es que no mucho.
- Yo te voy a llevar a un
localcito, aquí cerquita, donde hoy por ser su cumpleaños, da un conciertito
Amaranto. Y ya veras como te empieza a gustar.
A mí en principio me parecía un poco raro que el tal Amaranto fuera dar un
concierto a las 11:30 h de la mañana, pero bueno ya se sabe...otro país, otra cultura
y un tremendo trasero que me cegaba, lo hacía bastante creíble.
Entramos un local, donde no había más gente que los tres morenos maromos
que lo regentaban. Gracias a que iba con Yoany,
no me llevo mucho tiempo la elección de la mesa donde sentarnos, solo
tuve que ponerme a su lado en el sito que ella había elegido.
-Voy a pedino uno negrones, pa ti
pa mi y para los compañero del local ya verás lo rebueno que están mi amooor.
La verdad es que aquel líquido viscoso, no me gustaba demasiado, sabía algo
así parecido como a coca cola sin gas bañada con miel. Cuando estaba por el segundo
sorbo, salió un viejo desdentado con una guitarra roída al escenario, y se puso a cantar canciones tradicionales
cubanas. Cuando iba por la tercera canción, el Negrón empezó hacerme efecto sobre
mi vejiga y no me quedo más remedio que ausentarme durante un rato de aquel paupérrimo
espectáculo. Cuando bajaba las escaleras que llevaban al baño, vi un cartel
donde aparecía la foto del fulano que estaba tocando, que ponía “Concierto
todos los días”…En ese momento el Negrón se me fue subiendo a la cabeza y
después de mingitar con rapidez, me dirigí a la mesa echo un basilisco, me
senté, y tomé el último trago de Negrón y ...
- Hoy no es el cumpleaños de
Amaranto, ¿verdad?
- Claro que si mi amor
- ¿Y por supuesto el dengue de
Haití no se ha extendido al Malecón?
Mientras me estaba acordando de toda
la familia de Yoany, se acercó uno de los morenazos a venderme un Cd del puto
Amaranto. Momento en el cual, aproveche
para preguntarle cuando era la fecha de cumpleaños del susodicho. Contestándome que había sido el día 20 del mes
pasado. Yoany agacho la mirada y yo me fui cagándome en todos los amiguitos que
había conocido nada más llegar a Cuba.
Y colorín, colorado, este primer capítulo se ha terminado.
Un abrazo,
Rato Raro