sábado, 16 de noviembre de 2013

SOY UN CORNUDO



Sé que hace mucho tiempo que no paso por aquí, pero ya sabéis como es el amor, acaba destrozando todas tus neuronas y después de que este termina, si por casualidad sobrevive alguna, el alcohol y la “maría “que utilizas como terapia alternativa para poder borrarla de tu mente, mata las pocas que aún sobrevivían.

Hoy os escribo con “Olvido” la última superviviente de mi sistema neuronal. Su falta de orientación la llevó a perderse durante años y ahora la casualidad, y un fuerte golpe en la cabeza, la ha traído de nuevo a casa.


Tengo que confesaros que soy un  búfalo despistado, un torito, un venado, un caracol, un maldito cabrón, un ser con adornos en la cabeza que tropiezan en todas la puertas...si amigos, ¡soy un pobre cornudo!

Los cuernos son como los dientes sólo te duelen cuando nacen, luego te acostumbras, forman parte de tu vida y solo las puertas y los arcos de seguridad de los aeropuertos te recuerdan que algo extraño invade tu cabeza. Mi amigo “Poso” (diminutivo de mariposo) me dijo que ser un cornudo era como el sexo anal, duele la primera vez, pero una vez que te habitúas llega el momento en que te vicias y no puedes dejarlo. 

No me habían toreado nunca, hasta que conocí a Marga, una rubia de bote con una tremenda delantera. Solo vivía para ella. Empezaba el día pensando en si querría leche calentita y una buena porra para desayunar. Siempre estaba dispuesto a prepararle una buena comida y me preocupaba, cada noche, de que antes dormir hiciese una buena digestión con un poco de ejercicio.

Empecé a sospechar que algo raro pasaba cuando insistía todas las noches en pasear a Lupi, mi perra, tardando en volver a casa cada vez más. Así que un día me arme de valor  y la seguí para ver lo que hacía. Se fue hasta al parque que hay próximo a mi loft, soltó a Lupi y se puso hablar con un tipo en una esquina. De repente vi como se sacaba el jersey, la camisa y el sujetador quedando al aire sus enormes tetas. Me enfurecí, me puse fiero como Sherk y le pregunté qué estaba haciendo. No veáis la que me cayó, empezó a gritarme preguntándome porque la había seguido, que era un maldito celoso, que la dejaba sin espacio, que nunca podía hablar con un chico y bla, bla, bla...Cuando después de 15 minutos me dejó hablar, le pregunté si le parecía normal estar con las ubres al aire, a lo que airadamente me respondió que estaba en plan coña imitando el anuncio del “Guaraná” por la celebración del último gol de Cristiano Ronaldo. Sus palabras me tranquilizaron y me di cuenta de que me había emparanollado por nada. Solo volví a preocuparme un poco cuando pensé en la cantidad de goles que Ronaldo estaba marcando.

Un día, volví antes a casa del trabajo porque tenía unas enormes migrañas y cuando abrí la puerta encontré un montón de ropa tirada por el suelo. Seguí el rastro hasta mi dormitorio y allí me encontré a Marga desnuda con Cebolo, uno de mis mejores amigos. Él se piró corriendo, sin tan siquiera despedirse, mientras Marga me intentaba convencer de que no me preocupara, que allí no había pasado nada...Como veía que no la creía, al final me confesó la verdad, me dijo que estuvo punto de ser débil, pero que luego había pensado en todo lo que me quería y le había pedido a Cebolo que se marchará. Me explicó que no llegaron a consumar, que sólo le metió la puntita y que por lo tanto no se consumó el acto. ¡Y que vale!, ¡si se la había chupado! pero que le había dado mucho asco. Como era abogada me remitió al caso Mónica Lewinsky y ante tal antecedente quedaba claro que no me había sido infiel o por lo menos no del todo.

Un día Marga, me encontró en la calle hablando con mi ex y me monto un numerito. Me dijo que como me estaba pasando, que era un vengativo, que hacía todo aquello para hacerle daño, que vale que me hubiera puesto los tarros con Miguel, Jaime, Andrés, Piti, Nolito, Chisco, Fernando, José, Ramón, Álvaro, Antonio, Adolfo, Roberto, David, Senen, Humberto...Pero que nunca lo había hecho con un ex por no hacerme daño. 

Le pedí perdón, le explique que me la encontré por casualidad, que solo hablábamos y nada más, que no se pusiera así, pero no atendió a razones y me echo de mi casa con lo puesto y con Lupi, la única perra con la que volveré a convivir.

Un abrazo,

Rato Raro
 

domingo, 28 de julio de 2013

One, two, three...Chumichuli


En el invierno de 1982, en una ciudad con encanto del litoral español todo transcurría con normalidad. Llovía  mañana,tarde y noche, la gente  compraba el Faro de Vigo  y los empleados del sector naval se preparaban para una dura reconversión. En uno de sus pequeños colegios, los alumnos de 1º EGB, escuchaban atentamente a su profesor de mates Don Armando Guerra que  uno a uno los sacaba a la pizarra y les decía: 

- Te voy a preguntar la lección.

Cuando llego el turno de Xian, el profesor le dijo:  

- Cuenta hasta 10.

Él automaticamente le respondió:

1,2,3,4,5,6,7, chumichuli,8,9 y 10.

La venas del cuello de Don Armando se hincharon como las de María Patiño. Después de tres segundos de intenso silencio, mientras  golpeaba suavemente una regla de metro y medio sobre su mano izquierda, le dijo:   

- Perdona, hijo creo que no te he escuchado bien, ¿puedes volver a repetir?
  
  Claro que sí Don Armando, 1,2,3,4,5,6,7 chumichuli.

Antes de llegar al 8, Don Armando le dio un tremendo varazo en su trasero y le dijo:

-  ¿Qué santos testículos es “chumichuli”?

Después del azote, Xian tenía problemas de habla por la obstrucción que sus pequeños huevecillos le habían provocado en su garganta. Tomó fuerzas “sabe Dios de dónde”, tragó saliva para lubricar su laringe y así facilitar la vuelta de sus partes nobles a su lugar de origen y dijo:

- Es un número. Mi vecino Iagito que tiene más años que Leticia Sabater,  me enseñó que entre el 7 y el 8 va “chumichuli”.


Todos sus compañeros empezaron a reírse  pero el profesor, con más sangre que un langostino de Pescanvoa en su cabeza, paró el jolgorio a hostia limpia, eliminando cualquier atisbo de felicidad en los rostros angelicales de los niños.

Don Armando, al terminar la clase, muy preocupado por la más que posible falta de normalidad intelectual de Xian, buscó el número de teléfono de su vecino Iagito en las páginas amarillas y le llamó:

- ¡Hola caracola!

- Mire soy Don Armando Guerra profesor de matemáticas de Xian, antes de que le comente el motivo de mi llamada, ¿quería saber si es usted un poco retrasado o tiene algún tipo de tara que debería conocer?

- No buen hombre, le he contestado así porque esperaba una llamada de mi ahijado.

Don Armando, algo nervioso y con un litro más de sangre de lo habitual en su cabeza, le dijo:

- Eso me tranquiliza un poco, estoy cansado de estar rodeado de tanto anormal. Bueno al grano, ¿le ha enseñado usted a contar hasta 10 a Xian?

- Sí. Mire. Precisamente ahora estoy enseñando a otro niño los números.


Don Armando Guerra oyó como una voz de niño de corta edad decía a lo lejos: 

- 6,7,8, chumichuli, 8, 9 y 10.
 

El profesor más indignado que Ana Colau, le dijo a Iagito:

-  Me puede decir usted ¿qué vello púbico de la santa vagina significa chumichuli?

- Perdone, no sé de que me habla. ¡Adiós!


Después de colgar el teléfono, Don Armando, muy preocupado, dio aviso a la dirección del centro, que envió a una unidad especial de delitos pedofílicos a casa de Iagito. Cuando llegaron al domicilio llamaron a la puerta. Abrió Marta, una de sus vecinitas adolescentes:  

- ¿Quienes sois?

- Somos la policia.

- Adelante - respondió ella - ¿Os gusta mi faldita? Es un color nuevo, está entre rojo, naranja y chumichuli.

En ese momento, los miembros de la unidad antipedofilica sacaron las armas y entraron en la casa buscando a Iagito.  Su novia que se encontraba en la cocina, les dijo:  

-  Hola, ¿se quedan a comer? He hecho costilla al horno, criollo, ensalada y chumichuli.

Los policías cada vez más alarmados, sacaron su armamento pesado. Tras mucho buscar encontraron a Iagito en el sofa del salón tomándose unas cervecitas de la marca blanca Carrefour. Se acercaron y le preguntaron:   

-  ¿Qué es chumichuli?

- Esta bien lo confieso. Un día preparando churrasco en el jardín, me apatecía adobarlo con un poco de salsa, llamé entonces a mi novia y le pedí que hiciera un poco de chumichuli, bueno quería decir chumichurri y desde aquel momento no puedo quitarme esa palabra de la cabeza.Algo parecido me ocurrió hace años cuando escuché el nombre de David Hasselhoff


Automáticamente detuvieron a  Iagito y lo enviaron a la cárcel por chumichulicilio. 

Y colorín, chumichuli y colorado este cuento por el momento se ha acabado.

Un abrazo,

Rato Raro