viernes, 9 de enero de 2015

La vida es como el circo de Sálvame

La vida es como el circo de Sálvame. La gente no tiene mayor entretenimiento que criticar el proceder no sólo de los famosos, sino la de sus conocidos, amigos y familiares. Se creen señores/as y jueces que juzgan las crónicas ajenas con el fin de no pensar en sus propias miserias.

Digo todo esto, porque el fin de semana pasado tuve que vivir una situación bastante lamentable. Se celebraba la boda de unos amigos, a la que todos los del grupo asistimos. Francis, uno de los invitados, lo acaba de dejar recientemente con su novia, después de un montón de años juntos. Ella para nosotros, era un miembro del grupo más, y a todos/as nos sorprendió la ruptura.

Durante toda la celebración ese suceso fue la comidilla de todos/as, claro está, cuando él no estaba delante. Casi ninguno de nosotros había hablado con Francis sobre este tema, ni siquiera le habíamos preguntado cómo se encontraba. Entre unos y otros empezamos a despedazarlo, a inventarnos historias sobre ruptura, que afirmábamos con una rotundidad casi divina. También para justificar un poco nuestra actitud decíamos cosas como “va dando pena por ahí y mira lo que ha hecho...”,yo sabéis que es mi amigo y lo quiero mucho, pero no está bien lo que le ha hecho a su ex...”

Alguno se vanagloriaba de que se había enterado de todo a pesar de no estar en el grupo de whatsApp, otros que lo sabían todo gracias a la novia de uno de los grupo, a la cual le había llamado una amiga suya para decirle que lo habían visto con otra chica recientemente, pero irónicamente nadie dijo que sabía algo tras hablar con los dos, o al menos con uno de ellos. Supongo que saber su versión no molaba tanto como poder montarnos nuestra propia peli.

Lo peor de todo, es que todos hacíamos como si nada, cuando estábamos delante él. Yo notaba en su mirada que sabía lo que estaba sucediendo, pero no hice nada más que llevarle una copa o intentarlo sacarlo a bailar.

Cuando se terminó la fiesta, una novia de uno del grupo se dirigió a él y le habló, diciéndole que ella entendía todo lo que estaba pasando y que lo respetaba, olvidándose, quizás, de todas sus conversaciones, a sus espaldas, en el que él era el protagonista. Después de responderle, Francis, se marchó cabizbajo, incrédulo de todo lo que había sucedido.

Lo conozco desde hace mucho tiempo, y sé que está mal, que se ha callado y tragado muchas cosas, que en el fondo se siente sólo, tremendamente sólo, cosa que no entiendo, si está rodeado de gente. Quizás todo sea culpa suya, porque no sabe ni quiere hablar de todo ello con nosotros.

Un abrazo,


Rato Raro 

domingo, 2 de febrero de 2014

¿Cuál es el peor beso?



Ayer, como cada noche después del salir del trabajo, fui hasta la cervecería que está cerca de mi casa. Cuando llegué dije:
-  ¡Manolo!, ponme una clarita de limón y una tapita de callos.
(Nadie me puso nada porque el camarero no se llamaba Manolo, sino Paco).Bueno,: después de 15 minutos y una mirada como de desprecio, Paco me preguntó:
- ¿Qué desea caballero?


Después de pedir, intenté evitar el contacto visual con el camarero porque me daba mal Karma, y me puse a mirar para una esquina donde había una pareja hetero (algo más común de ver desde que gobierna Gallardón). De repente empezaron a besarse.Yo al principio intenté no prestarles mucha atención, pero el canalillo de la camisa de la chiquilla y el ruido que hacían me lo impidieron. Parecía como si estuvieran chupando las patinas de unas nécoras. Eran besos de mucho amor, de esos en plan Pasión de Gavilanes. De hecho, ella fue al servicio, salió y volvieron al tema. Sin ningún tipo de pudor.
Yo empecé a mirarlos con nostalgia y pensé, seguro que esta parejita lleva poco tiempo. ¡Ayyyy!, ¡Qué bonito es al principio!, cuando tus labios son como su chupete y tu espalda ese lugar de desahogo donde clava sus uñas con tanta pasión.
¡Qué pena que esos momentos se acaben tan rápido! Con el paso de los meses todo cambia.  Lo único que te clava en la espalda es su mirada cada vez que no te cambies calzoncillos, mientas que los besos hay que robarlos, convirtiéndose en espaciados, fríos y sin testigos. Le molesta cuando la besas delante de sus amigas. Yo entiendo que en privado se hagan cosas como hacer “popo” o cortarse las uñas de los pies, ¡pero un beso!, ¡joder no resulta tan desagradable! Luego llega el momento en el que te de un pico cuando la recoges en algún sitio. Pero si esta con sus amigas, el piquito se convierte en un beso en la mejilla, como si fueras su prima de Cuenca. Y para besos en la mejilla, ya están los de las madres, que como ellas, ya no besa nadie. Para mí los besos más sinceros y cariñosos son los que me da mi perrita Lupi cuando le enseño una salchicha. ¡Ojala fuera tan sencillo conseguir un beso de mi pareja! Cuando en privado, le enseño mi salchicha, ella siempre mira para otro lado y le dan arcadas que le impiden besarme.
Estaréis de acuerdo conmigo que cuando una relación se acaba se nota en los besos. Un beso dice mucho. Y, ¿sabéis cuál es el peor beso? El último.


Un abrazo,
Rato Raro

lunes, 20 de enero de 2014

Como acabar bien con una Ex



Yo iba por la calle con mis Ray Ban y mi paraguas de Armani escuchando lo último de Cañita de Brava. Siempre me ha gustado la música eclética y atrevida.

Cuando me quise dar cuenta, tenía a alguien a un metro que no podía evitar. Estaba casi rozando uno de sus ojos con una de las barrillas del paraguas... ¡Era mi exnovia de la universidad! Aquella chica de Lugo, Marga.

No veía a Marga, desde aquel día en que salí por patas de su dormitorio cuando quiso probar algo diferente y me metió uno de sus dedos por mi tercer ojo cuando estaba a punto de clavarle la banderilla. Imaginaos el panorama. Yo no sabía si darle dos besos, uno, la mano o hacerme el muerto. Cerré el paraguas, me quite las gafas, y deje caer la lluvia sobre mi rostro, para darme un toque más sensual. Nos dimos dos besos, los dos nos pusimos como tomates, y comenzamos a hablar.


Me dice ella:

- Bueno, ¿Y todavía tienes aquel pijamita de Garfield?

Y yo, como si me hubiese preguntado donde estaba alguna de mis prendas de ropa que debía estar por algún lugar oculto del armario, pienso un rato largo y le respondo:

- Sí, ahora lo utilizo de trapo de cocina. 

Entonces yo le pregunto:

- Y tú, sigues utilizando aquellos tanguitas tan finos. Je, Je,..

- Si, menos por las noches que sólo duermo con unas gotitas de Nenuco. Es que tengo edredón térmico y un sueldo de cajera de supermercado.

- ¡Ay!...¿Y no tienes miedo a destaparte y que te coja el frío?, le pregunto yo. 

- Si desde que duermo solita, a veces me pasa, pero ya sabes que con ropa soy incapaz de dormir.

Después de aquella conversación tan subidita, decidimos tomarnos algo frío para ver si nos relajábamos.

Cuando estábamos bebiendo en total silencio, me dice:

- Bebes como antes, ¿eh?

- ¿Cómo?

- Con mucho estilo, je, je, je... 

Al final no fui al gimnasio, ni hice nada de lo que tenía planeado hacer. Me temblaban las piernas. Me fui a mi loft. Me fume un cigarrillo de la risa, me acosté boca abajo y a dormir.

De todas maneras tengo que decir que es bonito intentar acabar bien con una exnovia, aunque nos pueda resultar algo doloroso. Y esta vez, al final lo conseguí. No hace falta que dé más pistas, ¿verdad?


Un abrazo,

Rato Raro