jueves, 13 de enero de 2011

No se si tengo miedo

Amigos, lectores, siento haber tardado tanto en escribir mi nuevo post, pero no estoy para fiestas. Nos he contado nada hasta ahora por no preocuparos, ni tan siquiera a ti Soyunmendrugo que siempre me lo cuentas todo, incluso lo que te paso cuando te dolía tanto el coxis.

Llevo un tiempo en que me están sucediendo cosas muy extrañas y a parte no paro de recibir mails amenazantes. "Con cosas extrañas", me refiero a cuando la semana pasada durante el primer día de rebajas, me quede encerrado en un probador y una señora, mientras le suplicaba, con la voz entrecortada por mi estado de ansiedad, que si por favor podía avisar a alguien para que me sacara de allí, pensó por mis jadeos por la falta de aire que era un pervertido masturbándose con su cálida voz. Bueno, ¡por lo menos la poli me saco de allí!

Me refiero también, a como aparecieron unas bragitas en mi mochila, después de haber jugado una pachangita con mis amigos, ducharme y al recoger la ropa sudada para ponerla en mi mochila, cogerlas, al confundirlas con mis calzoncillos. ¿Quién de mis amigos usa bragas?, ¿Serán cómodas?... ¿Tendré que fijarme más cuando me ducho?... ¡Ay, cuántas preguntas sin respuesta! Bueno, por lo menos eran mi talla.

Tras el temor inicial he decido hacer frente a esto, porque yo soy un dulce angelito que jamás haría daño a nadie, soy todo corazón, ayer mismo le di a un mendigo 10 céntimos y a un rumano que vi tocando un violín le di un consejillo: “Mira tío, o dejas de tocar el puto violín o te lo comes”. El típico consejillo que le das a la gente para que vaya madurando, ¿verdad?

Bueno, ahora paso a contaros lo de los mails. El lunes pasado cuando llegué del trabajo a mi loft, me senté en el sofá, encendí mi portátil, abrí mi correo...y leí algo que me asusto, ¡y no era ni de hacienda ni del banco!, ¡os lo aseguro! Bueno el mail decía así: “Rato Raro (poniendo mi nombre en letra agresiva, sin serifa), quería decirte que me rio mucho contigo, tienes una mente enfermiza y paranoica. Se nota que la vida te ha castigado, seguro que te ríes de los pelotas como yo,  porque uno abuso de ti en tu anterior trabajo (no sé como se ha enterado de esto, pero sí, es verdad) y nos quieres hundir nuestro modus vivendi. ¡Yo, a ti gilipollas, te hundiría la cabeza! (No se que tiene mi cabeza que todo el mundo le quiere hacer algo con ella y me refiero a la que están los ojos). Conviertes las anécdotas de tu vida en algo exagerado y estúpido (este tío es tonto, yo nunca he hecho esto..., bueno a lo mejor en un par de post).

Sigue la carta así: “Rato Raro, voy acabar con tu sufrimiento (ahora viene la parte más dura), se que lugares frecuentas, porque trabajo en el mismo sitio que tú. Si sales del trabajo y te deslumbra un espejo, es un francotirador contratado por una litrona que tira a matar, procura llevar un botiquín encima”.

Si con este mail pretendías asustarme, no lo has conseguido. ¡Jefe!, si lees este post, ¿te importa si hago el trabajo desde casa?, no es que tenga miedo pero ya sabes lo delicado que soy, es mejor que me cuide y me cuides un poquito.

El mail acaba diciendo: “Admiro la paciencia que tienen contigo, tu familia, amigos y compañeros de trabajo.Se despide disimulando: Con un beso en tu mejilla, tu enemigo

Queridos lectores de mi blog, tal vez hoy sea mi último post.

Siempre os ha querido,

Rato Raro

5 comentarios:

Dr. Dioptrías dijo...

¿Sin serifas? Yo que tú huiría al menos al otro lado del Lagares.

Anónimo dijo...

a más de uno/a le daría un consejito de esos "para madurar"...

¡y no, de eso nada! ¡tú no puedes dejarnos así como así!

Soyunmendrugo dijo...

Yo de toda esta historia he sacado una moraleja. La gente no debe masturbarse en los probadores.

jaramos.g dijo...

Rato, perdona, es el primer post tuyo que no acabo de captar. Que no me entero bien de lo que va. Será porque estoy en recesión, como la economía (ya ves, ahora no escribo ni nada), o yo qué sé. Bueno, el próximo pónmelo facilito. Saludos.

Rato Raro dijo...

Tranquilo Jaramos quizás no vaya de nada en particular.

Diana, creo que todavía no me voy a ir.

Un abrazo,

Rato Raro