Un pepino me ha hecho la vida imposible este fin de semana. ¿Cómo es posible que un maldito pepino me haga llorar de pena, hasta el punto que no he levantado cabeza?
Para ser más concreto, esto me ha pasado con el típico pepino de Murcia de tamaño estándar, ese que normalmente nos pasa a todos desapercibido.
El viernes por la noche hice una cena con unas amiguitas del gimnasio con los que hago spinning, una gente guapa, top y liberal, las típicas a las que como a mí les va muy bien en la vida, cosa que nos mola y nos lleva a reunirnos para reírnos del resto de la humanidad. Era una cena en plan “casual” y vegetariana, cosa que yo no entendí muy bien porque hice entrecot de buey, lo que hizo que todas se me quedaran mirando y pensando: ya está ahí el imbécil del pijamita.
Nos repartimos un poco el trabajo entre todos y una tal Silvia que yo no conocía de nada hizo una ensalada con lechuga de Cantimpalo, cebolletas en vinagre, atún (calvo claro), zanahoria de Motril, soja alemana y aceitunas en lata de Puerto Llano, bueno lo típico de una ensalada.
La cena acabó muy bien, brindamos todos con albariño y no paramos de reímos, con las típicas bromas:
- ¿Qué le dice una zanahoria a un tomate?
- ..................
- ………………………
- ..................
- ………………………
- Nada porque no hablan
- ja,ja
Una vez que agotaron mis reservas de albariño y licor café, se fueron todas para su casa.
Hoy cuando me levanté, fui a la nevera a beber agua fría, un poco ajado, y cuando fui a cerrar la nevera oí:
- Desconocido: Ya está bien.
- Rato: Perdón, ¿con quién hablo?, ¿quién se dirige a mí? Pensaba a lo mejor que alguna amiga mía estaba por ahí escondida y que quería jugar.
- Desconocido: Ya está bien, estoy aquí en el fondo de la nevera.
Miré, y vi un pepino solo y abandonado, de muy mala leche que me preguntaba:
- Pepino: Perdona, ¿quién hizo la ensalada a noche?
- Rato: Una tal Silvia
- Pepino: ¿tú crees que hay derecho a que me dejes sólo aquí? ¡es que ya te vale!, ¡hacer una ensalada con soja alemana y sin pepino!, ¡Qué anormal!, ¡a quién se le ocurre después de hacer una ensalada, dejar un maldito pepino ocupando espacio en la nevera!, ¿te jode que sea español?
Silvia si estas leyendo este post dime:
- ¿Por qué no le has echado pepino a la ensalada?, ¿qué pasa no cogía en la ensaladera?, ¿no has leído que el pepino español no es el culpable de los males gastrointestinales?, ¿O acaso es que te produce arcadas metértelo en la boca?
El pepino se puso en plan chulo, se comió un yogurt natural, es decir, se mojó todo y me miró fijamente humedeciéndose los labios. Esto me acojonó y estuve todo el sábado sin salir de mi loft por posibles represarías pepineras. Llegado el domingo acabé con todas las tonterías y los miedos y hallé una solución: me lo metí despacito en la boca y me lo comí todo.
Al fin y al cabo, sería muy fuerte que a mí que he plantado cara a todos los porteros de discotecas de este país y de parte del extranjero, un solo pepino asqueroso me tuviese acojonado.
Bueno esto es todo lo más emocionante que me ha pasado el fin de semana, el próximo, si el ECOLI me lo permite, os seguiré contando mis últimas aventuras.
Un abrazo,
Rato Raro
2 comentarios:
Oye, Rato, mira que está dando de sí el dichoso pepino, al que odio desde antes de nacer. Hasta te ha servido para escribir unos párrafos intrascendentes y divertirnos un rato. Se ve que lo amas. Salud, esta vez le quito el (os), porque tal vez a estas horas tengas ya retortijones, amigo.
Entre la imagen del pepino y el chiste... ¡genial! cómo siempre.
Un abrazo.
Publicar un comentario