domingo, 26 de agosto de 2012

Te echo de menos Natacha


Me gusta luchar por las causas perdidas, los indefensos, los olvidados, de los que se han extinguido de nuestras casas. Del bocadillo de mantequilla. ¡Mamás!, ¿por qué  habéis marginado el bocata de mantequilla, con respecto al de chorizo, jamón y queso?

Os voy a contar porque llegue a esta conclusión. Este fin de semana me fui a visitar a mi hermana con el pretexto de ver a mi sobrino, y así tener alojamiento gratis y hacer un poco de turismo low cost por la Ciudad Condal. Ayer me levanté, a las doce de la mañana más o menos,  y me fui rápidamente a la cocina a preparar un  Nesquik acompañado de un rico bocata de Natacha para desayunar. Empecé a rebuscar en la nevera y sólo encontré envases de jamón serrano, jamón de pavo,  jamón york, chorizo, queso, mortadela con y sin aceitunas, chope y fuet, todos ellos envasados al vacío. No había ningún triste embutido al corte de la charcutería ni un rico bote de Nocilla. Es más,  me fije como el pan de molde los miraba fijamente: con la miguita triste.

Entonces llamé a mi sobrino y le dije:

Gael, la leche esta fría, ¡este microondas no caliente una mierda!, por favor tápate los oídos cuando diga mierda y no te me quedes mirando con cara de gorrilla, que ayer ya te solté 35 céntimos.  Por cierto, ¿tu madre no te prepara bocadillos de mantequilla?

-Gael se puso muy triste. Es más, noté como le temblaban las pupilas y se le humedecían, mientras le caía una lágrima por la mejilla. Parecía Marco cuando se enteró que su mama se había ido del país por culpa de Berlusconi. Me abrazó y me dijo:

-Tito Rato, no he vuelto a comer un bocadillo de Natacha, con chapatita y con tanto azúcar que pensé que iban a caer todos los dientes de leche, desde que el año pasado mamá te pagó 400 € para que te quedarás conmigo durante el Puente del Pilar.

En ese momento mi sobrino se puso las manitos en los ojos y salió corriendo para el baño para llorar y orinar. Entró su madre y le dije:

  Por favor, vete a consolarlo.

Así que me quede solo en la mesita de la cocina, calenté de nuevo el Nesquik, pero esta vez en la vitrocerámica y me lo tomé a sorbitos para poder disfrutarlo con calma. Cuando volvieron mi hermana y mi sobrino del baño, le dije a ella:

Por favor, puedes ir al super, comprar Natacha y hacerme un bocadillo de mantequilla. Bueno, uno no, dos.

Los dos se miraron incrédulamente:

 ¿Quieres también que te abanique cuando te lo comas?

  No te preocupes por el calor, ya pongo yo el ventilador.

Con una cara de mala hostia que recordaba a la de mi última relación cuasiestable, mi hermana salió y cerró la puerta de la entrada de un portazo y volvió a  los 39 minutos con una tarrina de mantequilla.

 ¿Quiere el señor que le haga ahora el bocadillo?
No, mejor me lo preparo yo y así le pongo la dosis exacta de azúcar y mantequilla. Eso sí, si  puedes prepáreme un zumito de naranja que estoy seco. 

Entonces mi hermana me miró y me dijo:

Pero si te acabas de ventilar todo el cartón de zumo de piña de dos litros.

Me puse rojo de la vergüenza pero le di la razón. Todos éramos felices. Cuando entró mi cuñado nos vio a mi sobrino y a mí comiendo nuestros respectivos bocadillos de mantequilla,  mientras mi hermana exprimía las naranjas de nuestro cuarto zumito.

Moraleja que poco cuesta hacer feliz a los que más quieres.

Un abrazo,

Rato Raro 

sábado, 11 de agosto de 2012

Ternera a la gallega

Aprovechando que estoy de vacaciones, he decidido utilizar como terapia de relajación la cocina, además de adentrarme en la aventura del misterioso mundo de la comida no precocinada. En esta entrada os dejo una de mis recetas made in Rato Raro.




Ingredientes:

Una ternera rubia gallega entera (se aconseja comprarla viva), un saco de patatas, doce repollos, 10 kg de garbanzos, 1.000 litros de agua, tres paquetitos de sal, dos cajas de vino albariño más o menos, depende de lo que beba la ternera, una gaita, una pandereta y dos conchas de vieira.

Sugerencia del chef:

Podéis acompañarla con unos pimientitos de Padrón (8 kilos aprox.) y un bollo de pan del Porriño.


Preparación:

Como he comentado antes, compramos una ternera viva de unos 150 kilos aproximadamente. Es importante conocer y entender un poco a la víctima antes de su fallecimiento. Como la ternera es un animal de costumbres, antes de cocinarlo, es importante meterlo un poco en ambiente. No olvidemos que la vamos hacer a la gallega.

Cuando transportéis la ternera a casa, decid que os la envuelvan o pondrá todo perdido. Nada más llegar, encerrad al animal en una habitación, sino tenéis una libre, podéis utilizar vuestra plaza de garaje, no pasa nada porque el coche duerma unos días en la calle. Es importante que adornéis su estancia con posters de Carlos Núñez, Susana Seivane y Cristina Pato. Le haremos al menos cuatro visitas diarias para controlar la evolución del animal. Cuando veamos que la ternera levanta las patas delanteras y las mueve compulsivamente de un lado para otro, llamad a un familiar o vecino para que toque la pandereta mientras vosotros lo dais todo con la gaita. Si en ese momento, os pide una copita de albariño, eso quiere decir que vamos por el buen camino.

Tatuadle en el brazo: “100 % gallega”. Ponedle una pañoleta en la cabeza, dejad seis botellas más de albariño (una copa también por sino le gusta beber a morro) y las dos conchas de vieira. Pasados dos días, empezaréis a oír aturuxos (grito agudo del folclore gallego), y el roce de las vieiras tocadas de manera compulsiva...Esto querrá decir que debemos pasar al segundo paso: ponedle la Rianxeira. Así conseguiremos que el animal baile y baile hasta que muera de lipotimia. Es una muerte sin ningún sufrimiento.

Descuartizarla (mejor con sierra eléctrica), y poner cuidadosamente cada pedazo en una tartera con agua hirviendo, a la que previamente le habremos añadido el saco de patatas, los repollos y la sal. Es importante quitarle las conchas vieira, la pañoleta, la copa y demás de accesorios antes de introducirla en el recipiente. Después de 40 minutos retirarla del fuego, y echarle el vino por encima (si es que el animal ha dejado algo).

De esta forma conseguiremos preparar una deliciosa ternera a la gallega. Eso sí, habremos perdido una amiga.

Un abrazo,

Rato Raro

jueves, 9 de agosto de 2012

Sólo tú

Durante toda mi vida,
he buscado sólo una cosa
que jamás he encontrado.

Con el paso de los años,
he encontrado más de un millón de cosas,
sin haberlas buscado,

¿Se puede ser feliz,
teniendo tanto
y queriendo tan poco?

Un abrazo,

Rato Raro

miércoles, 1 de agosto de 2012

Ponerse corbata perjudica seriamente la salud

Una de las cosas que más detesto de mi profesión, que a veces no se ni yo mismo cual es, es que hay que llevar corbata. Cada día siento como ese maldito nudo me ahoga la respiración...

Es increíble la cantidad de gente que se esta suicidando de un modo voluntario. Hay un sector de la población y en particular en el  micromundo de mi oficina  que prefiere correr el riesgo de morir por asfixia, antes de que su jefe lo vea desnudo sin su corbata. Con los 40º que marca estos días el termómetro de la farmacia de la esquina, veo como las corbatas apretadas les hacen saltar los ojos, convirtiendo mi lugar de trabajo en una charca de sudor llena de sapitos y alguna que otra rana.

Basándome en un estudio de investigación científica que llevo realizando desde que me han puesto ese yugo al cuello, puedo afirmar que las corbatas muy apretadas pueden provocar que se te hinchen las venas del cuello (sobre todo si eres jefe),las pelotas (en mi caso), sientas el latido del corazón en tus sienes, te pongas de color azul pitufo y pierdas los ojos detrás de algún que otro bonito trasero (bueno, para este último síntoma, supongo que no es imprescindible el uso de la corbata). En más de una boda, a la que por desgracia he tenido que asistir como invitado, he visto como el novio se apretó demasiado la corbata, no pudiendo llegar luego hasta el altar.

En el apartado de noticias de yahoo, una vez leí que un japo decidió no quitarse la corbata ni para dormir. Así, por la mañana, se ahorraba tiempo y se podía levantar 5 minutos más tarde (supongo que esto es consecuencia del famoso just in time). La llevó puesta más de 5 años seguidos hasta que un día, en el metro, se le cayó la cabeza entera al suelo. El sujeto en cuestión no se dio cuenta del percance hasta que dos paradas después le estalló la cabeza un niño, al confundirla con un  globo (supongo que el tio sería calvo).

También me he dado cuenta que si te aprietas mucho la corbata, cierras los ojos, aguantas la respiración, das unas palmaditas y bebes unas cuantas tazas café de Nespresso, provoca insomnio. Pero no todo es tan negativo, de hecho las corbatas pueden ser muy saludables para aquellas personas que tienen un exceso de actividad cerebral, reduciendo su riego sanguíneo, convirtiéndolas así, en seres intelectualmente más pausados.

Espero que Mercedes Milá lea este post y dedique uno de sus programas de investigación, tan interesantes, a este asfixiante tema.

Yo soy de los que piensa que hay alternativas a ponerse la corbata, como no ponérsela. En caso de que te de mucho la paliza tu jefe con este tema, quítate la corbata, tira con el traje y la camisa y hazte perroflauta, siempre podrás ganar unas monedillas haciendo pompas de jabón con tu corbata.

Un abrazo,

Rato Raro