domingo, 16 de diciembre de 2012

¡PERO QUÉ GRANDE ES!

Al volver de mis vacaciones de Tailandia, noté algo extraño en mi vientre, un bultito de color rosáceo, que me pica con tan solo mirarlo.  Esto tiene toda la pinta de que me va a llevar directamente al otro barrio.

Ayer quise compartir mi preocupación con Yoli, la vecinita cachonda del segundo izquierda, y se lo enseñe. 

Cuando lo vio,  me dijo con cara de espanto:

- ¡Dios mío, pero que grande es!

Yo le contesté muy irritado:

- ¡Joder, céntrate en el bulto y deja de mirar a Decker! (la llamo cariñosamente así por los taladros Black and Decker), comprenderás que a punto de estirar la pata como estoy, lo que menos me importa ahora, es el SEXO.

¡Señor, esto no para de crecer!... (¡Pero que mente tan sucia tenéis!, me refiero al bulto y no al tesoro que guardo entre las piernas). Ayer cuando salía del supermercado, se me acercó un segurata y me dijo:

- Por favor, caballero, quiere sacarse la butifarra que lleva escondida.

 ¿A qué butifarra se refiere buen hombre?, si es la que llevo entre las piernas, no pienso enseñarla en público.

- No se haga usted el gracioso, me refiero a la que lleva debajo del jersey.

Lo miré avergonzado con ojos de cocker y le enseñe a Roxy (después del tiempo que pasamos juntos he acabado por ponerle nombre al bulto)...Se quedó pálido, me pidió disculpas y les dijo a las cajeras:

 Por favor, no le cobréis. Total para lo que le queda...

Y me dijo:

- No se lleve usted tantos yogures, si no va a tener tiempo a comerlos y le van a caducar.

Algunas miembras de mi pequeño harem están preocupadas, me han pedido que vaya al dermatólogo para ver si puede extraérmelo. Pero para quitarme esto, hace falta por lo menos una sierra eléctrica, y yo ya le tengo miedo a una simple agujita.  Además yo tengo muy mala suerte, seguro que cuando me lo estén quitando, le empieza a sonar el móvil al médico, me apunta a lo que hay un poquito más abajo y tengo que orinar sentado lo que me reste de vida.

¡Ay, mamacita, me hago caquita!

Hoy, después de mucho pensármelo y de tomarme un par  de litros de tequila, decidí ir al médico (hace ya más de 15 días que no voy y lo más probable es que no me eche de menos). Me encuentro en la sala de la espera de su consulta, mientras escribo las que pueden ser mis últimas palabras, esperando a que me llame... Lo más probable es que descubra alguna otra enfermedad mortal de la que todavía no se haya manifestado ninguno de sus síntomas. Sé que no debería haber viajado tan lejos...pero es que me muero por un buen masaje tailandés.

Un abrazo y tal vez un adiós,

Rato Raro

PD:

Saludos también de parte de Roxy

4 comentarios:

Cris Mandarica dijo...

Ya veo que hay quien es más hipocondríaco que yo. Ánimo!

jaramos.g dijo...

Entonces, ¿te lo cortaron o no? ¿Hubo efectos colaterales en las bajuras o no? Son los asuntos que interesan al lector, una vez percatado de tus desgracias. ¡¡Feliz Navidad, de todos modos!!

Rato Raro dijo...

Siempre hay quien gana a todo Mandarica y si es en ser hipocondríaco yo soy/estoy como el rey.

Jaramos tú lo único que quieres es morbo, ¿verdad), pues para eso pon Sálvame a ver si hayas respuestas a tus preguntas.

Un abrazo y gracias por vuestros comentarios amigos,

Rato Raro

Diana y Nadia dijo...

Jopetas (por no decir joderrr) vaya suvenir te trajiste de Tailandia.
Tu masaje de final feliz nada de nada. Y es... no somos na, pero lo intentamos (síiiii, estoy haciendo publicidad de nuestro blog jejeje)
Diana.

http://nosomosadena.blogspot