viernes, 17 de enero de 2014

EL HIJO PUTA AHORA SOY YO


No he perdido la ilusión, a pesar del paso de los años, cada navidad escribo mentalmente una carta a mi “personal Santa Claus” con la esperanza de poder cumplir uno de mis caprichitos de “free”. Pero na de na, al final con suerte, alguien se acuerda de felicitarme las fiestas por WhatsApp.

Esto forma parte de una tradición más de mi vida, que comenzó cuando escribí, al señor del pijama rojo, mi primera carta pidiéndole un triciclo. Supongo que el Hijo Puta ese ha querido cuidar mi corazón de una moción desbordada, a lo largo de todos estos lustros, y ha decidido no regalarme el triciclo, el tragabolas, la bicicleta, el scalextric, el castillo de Lego, el barco pirata de los clips de Play Móvil, la Atari2200, el Amstrand 128k,la minicadena, el recopilatorio de Siniestro Total, una cazadora de cuero, un beso de la chicha que tanto me gustaba, una suscripción anual a Penthouse, una peli extranjera en VHS para cultivarme en todos mis sentidos, mi primer polvo, un par de entradas para el concierto de los Rolling Stones, montármelo con un par de gemelitas y bueno a partir de aquí es confidencial - X y no os puedo contar más. En lugar de todo esto, se limitó a regalarme el palo de una escoba con cabeza de caballo, unas canicas, un bono para el transporte público, un Dyane 6 de juguete, el Tente, la piragua de los clips de Play Móbil, una maquinita con un juego estúpido de ranas, un ábaco, un radio cassette, el recopilatorio de la Orquesta Mondragón, una chaquetita de lana con renos, la indiferencia de la chica que tango me gustaba, una suscripción anual a la revista SuperPop, una peli nipona sobre Oliver y Benji, y muchas noches a solas en compañía de mi fiel “Manuela”.

Ahora que soy Padrino, no quería que mi ahjado tuviera que pasar por lo mismo que yo, así que decidí comprar un disfraz de Santa Claus, una campanilla y unos cuernos de reno para mi perrita Lupi en el Chong Ling de al lado de mi casa. Como el chaval todavía no sabe hablar muy bien, no me supo decir lo que quería de regalo, por lo que opté por comprarle un Pocoyo Bailongo, que mola mogollón.

¡Dios!, para higienizar tanta emoción tuve que ponerme un par de Tenas Ladys durante la Nochebuena. Me acosté tempranito para poder sorprender a mi ahijado antes de que se despertara. A las 06:00 A.M me puse el traje con su cojín correspondiente, el gorro, la peluca y las gafas de Santa Claus, me pinté unos mofletillos rojos, hice gárgaras con hojas de eucalipto para que el JO, JO, JO sonará lo más alto y claro posible, le até la campanilla al cuello a Lupi y como no, le puse los cuernos de reno.

Una vez que estábamos los dos preparados, nos fuimos en coche a llenar de ilusión la casa de mi ahijado. Cuando estaba a punto de llegar, me topé con un control policial que me dio el alto. Los agentes se rieron al verme así, me hicieron bajar del coche y me llevaron a la furgoneta de atestados a “soplar”, tuve que repetir la prueba tres veces porque según su versión, un tipo con esa pinta, tenía que estar pimplado. Al final me dejaron marchar, después de pedirme que me sacará un par de fotos con ellos y que hiciera una videoconferencia con uno de sus hijos.

Llegué al portal, llamé por teléfono al padre para que me abriera la puerta, pero el muy cabrón no se daba despertado, por lo que me pasé un par de horitas en el portal, mientras un par de niños gritaban desde sus ventanas que “en la calle estaba Santa con un bicho cornudo”.

Nos abrió a las 9:00 A.M. Lupi y yo nos miramos emocionados y nos dirigimos a cumplir nuestra misión. Entré sigilosamente, Lupi no tanto (el tintineo de la campanilla delataba su presencia), me dirigí a su habitación, asomé la cabeza y el pequerrecho cuando me vio, no paró de llorar, llorar y llorar. ¡Me tenía miedo! Intenté hacerle alguna gracia, pero nada, el seguía gritando y llorando tanto que los vecinos amenazaban con llamar a la policía si el niño no se callaba. Al final me rendí, me fui con Lupi y el Pocoyo bailongo debajo del brazo. En ese preciso instante comprendí que me había hecho mayor y que ahora el Hijo Puta del pijama rojo era yo.

Un abrazo,

Rato Raro
 

6 comentarios:

jaramos.g dijo...

Jajaja, muy bueno. No hijoputa tú, no, el niño, que jodió el buenísimo invento. Buen año.

Rato Raro dijo...

Gracias Jaramos, te deseo un fántastico año a ti también.

Un abrazo,

Rato Raro

Tomate dijo...

Por algo se supone que Papa Noel viene de noche, ¡para que no lo veas! que impresiona mucho y puede ir traumatizando por ahí a los niños... eso o que directamente no quería el pocoyó y prefería también un triciclo.. xD
Por cierto, lo de la fantasía con gemelas ¡NO! ¡caca! no se si tienes hermanos pero si los tienes, piensa si te liases con ellos... puag no, lo siguiente! jajaja

Rato Raro dijo...

Lo sé Tomate, pero si fuera por la noche, daba positivo en el control de alcoholemia.

Pues a mi, no me importa liarme con las hermanas de mis amigos/as, aunque a ellos me consta que no le hace mucha gracia, ¡qué falta del sentido del humor!

Un abrazo,

Rato Raro

Cris Mandarica dijo...

Ya si eso el año que viene cómprale un regalo y listo, que al final casi te congelas para nada xd! Yo le regalé a mi ahijado un libro y soltó un "cachís", tienen demasiada porquería hoy en día, créeme que era mejor antes. Biquiños!

Rato Raro dijo...

Yo también pienso que era mejor antes Mandarica, nos hacía todo mucho más ilusión.

Un abrazo,

Rato Raro