Un trozito de mis risas, sueños e ilusiones están aquí porque quiero compartilas y convenceros a tod@s que ya no sigo siendo aquel mendrugo con una pátetica vida sexual, un look caducado y un mini piso hipotecado.
domingo, 11 de julio de 2010
sábado, 3 de julio de 2010
Mi primera vez
Tengo que confesaros amigos, friends, childrens y demás lectores que hasta el día de ayer no lo había hecho nunca. La experiencia ha sido horrible, ¡os lo juro!
Todo esto me paso por ser demasiado bueno, por fiarme de esas tres brujas. Lo que parecía un día de compras en las rebajas normal, hace que en el día de hoy tenga que salir con gafas de sol de la vergüenza que tengo.
Os cuento, estaba tan tranquilo en la cervecería “Picholiñas” de mi amigo Fran, leyendo con detenimiento los maravillosos artículos del periódico La Razón, cuando mis tres vecinitas favoritas: Marta la azafata de congresos del primero, Rebeca la exmiss Pontevedra del segundo y Nuria la camarera del Pub “Cachito” del tercero entraron juntas en la cervecería y…
Bueno prefiero empezar por el principio, eran las 15:00 horas de la tarde, había salido muy contento del trabajo en dirección a mi amado hogar, iba feliz caminando como un angelito que no ha hecho daño a nadie jamás. No me apetecía comer otro día más comida precocinada, así que decidí ir a la cervecería de mi amigo Fran que tengo al lado de mi casa, darme un homenaje, pedirme un menú del día, un bock de clara limón y leer el periódico de La Razón mientras esperaba por el festín. De repente entraron mis tres vecinitas y me dijeron: “Rato, ¿por qué no te vienes con nosotras de compras?, yo olvidándome de que todavía no había comido, les dije que “si” pensando que iríamos alguna tienda fashion, que iríamos algún wok… Así que le dije a Fran que cancelara lo del menú, que no me encontraba bien, que me dolía el estomago…, siempre he pensado que una mentira piadosa puede salvar una amistad.
Me fui disimuladamente con mis vecinitas, como si solo una de nosotros tuviera llaves para entrar en el portal de nuestro hermoso edificio, no se que pensáis, pero a mi me pareció una excusa perfecta para salir los cuatro juntos y que Fran no sospechara.
Caminamos y charlamos amigablemente mientras bajamos por la calle Urzaiz, cuando Marta dijo de repente: “¡Por fin, ya llegamos!”, mire hacia la derecha, mire hacia la izquierda y me dije para mi mismo: “¡se tienen que estar equivocando!, ¡aquí hay mucho neón!, ¡esto es un sex-shop! En ese momento las tres se le salieron las cuencas de los ojos, perdón la las ojos de las cuencas, supongo que las cuencas no se pueden salir de los ojos. Entraron corriendo en el sex-shop con tal fuerza que me tiraron al suelo delante de todo el mundo, me levante y después de que hubiera pasado una hora empecé a preocuparme porque mis vecinitas todavía no habían salido. Me arme de valor y decidí entrar, ¡qué vergüenza, señor!, ¡qué cosas hay que ver!, todas tenían tres bolsas en cada mano, a Nuria le salía cosa rara de la bolsa y llevaba la visa en la boca sin parar de gastar y gastar, pagando con la visa en la boca porque ya no podía cogerla con la mano. Mientras Rebeca le decía a una de las dependientas que quería un jugetito grande rojo que tenían colgado en la pared, la pobre le tuvo que decir: “¡qué eso es un extintor animal!, ¡eso es un extintooooooooor!, ¡con eso no puedes jugaaaaaaaaaaaar!”. A todo esto Marta se gastaba más de 1.000 € en pilas para todos sus jugetitos, y yo me pregunto ¿Tanta electricidad y tan mojada no acabara electrocutándose?
No quiero seguir entrando en detalles porque me constan que hay menores que leen este blog. Lo único que puedo decir es que pase una vergüenza tremenda.
Salimos de la tienda y nos fuimos a una cafetería a tomarnos un heladito, cuando Marta fue a pagar le cayo una de las bolsas y le salió un pene tamaño de un micrófono, un muñeco hinchable, unas esposas… Acto seguido salí corriendo, no mire atrás en ningún momento, llegue a casa y cerré con la puerta con llave.
¡Esas son las compras de esas tres arpías! Y yo un pobre inocente que tuvo que acompañarlas.
Deseo a todos mis lectores que no tengan que pasar por una experiencia similar.
Un abrazo,
Rato
sábado, 26 de junio de 2010
¿Por qué soy tan irresistible?
Me encantaría ser un tío normal, de esos que van por la calle y pasan completamente desapercibidos. ¡Ojala! fuese feo como el resto de mis amigos, ¡ellos no son conscientes de cuanto los envidio!, ¡no puedo vivir así!, ¡Soy un hombre acosado!
¿Por qué cuando estoy en el trabajo todas mis compañeras tratan de arrimarse a mi?, ¡Qué ordinarias!, ¡Con el calor que hace!, ¿Por qué esa necesidad animal de acercar su cuerpo al mío?, ¡Parecen jabatillas con las endorfinas calientes! No se por qué no pueden tratarme como al resto de mis compañeros, a veces pienso que la única razón es que soy el único compañero que tienen que no es unicejo.
Sueño con un día normal en el trabajo, donde me digan: “hola, perdona Rato: “¿te apetece que revisemos este informe juntos?” y que después nos marchemos a la reunión que teníamos programada, caminando tranquilamente por la calle, respetando el metro y medio de distancia, es decir ¡qué corra el aire! Luego al finalizar la reunión nos tomamos juntos una menta poleo y repasamos uno a uno los puntos del orden del día, ¿Por qué tenéis que estropear siempre estos bellos momentos y que acabáis pidiendo que veamos juntos una película pakistaní subtitulada al alemán?, estáis en todo, sabéis que a mi, a diferencia del resto de los mortales estas películas me aburren soberanamente y que al alemán al igual que el Chino, el Suomi y otros 1.000 idiomas más no son mi fuerte. Así es fácil que pueda llegar a distraerme a los 45 minutos de película y pueda caer en la redecilla que habéis hilado tan inteligentemente.
Disfrutemos como compañeros de momentos cultos e inteligentes, ¿Por qué siempre buscáis que me sienta atraído por vuestro roce? , ¿Por qué siempre os ponéis minifalda y calcetines por las rodillas,¡ Dios mío!, ¿por qué seré tan atractivo? Os juro que no necesito vuestros labios húmedos acariciando los míos, mientras bajo los parpados para miraros el escote. ¿Por qué pensáis que esas dos trencitas tienen que ponerme?
Necesito salir por la noche sin que ninguna chica cachona me pare y me diga mirando fijamente a los ojos que me quiere, cuando simplemente podríamos iniciar una bella conversación sobre el cambio climático. ¿Qué necesidad tengo de que cuando entre en una cafetería, alguna amiga se acabe sentada en mis piernas y acabe sintiendo sus glúteos en mis rodillas? ¡Joder no puedo seguir viviendo así! ¿No podría sentarse en la silla de enfrente, tomarse una tónica y dejarme leer tranquilamente el ABC?
¿Por qué cuando llevo una amiga casa, ella tiene que entrar en el lavabo con la escusa de lavarse las manos y salir en ropa interior, con el pelo recogido dejando la nuca al aire y con un tatuaje que pone “¡I love you!, ¿Por qué leche no se queda con el abrigo y jugamos al escatergoris uno frente al otro?, ¿Por qué esa necesidad de que se te haga tarde y me acabes diciendo si te puedes quedar a dormir en mi casa? y te acabe dejando una camiseta que apenas te tape nada, ¿Por qué acabas cogiendo una tableta de chocolate y me esperas en la cama y me dices: “Give love”…¿Por qué?; ¿Por qué?...¿Qué pasa es que no puedes coger un autobús o un taxi?, ¿Por qué solo ponen autobuses nocturnos los fines de semana y luego pasan esta gilipolleces?, ¡Por favor vete a un hostal de los muchos tengo por aquí cerca,¡ ya esta bien!, soy mucho más que este hermoso cuerpecillo y estos preciosos ojillos verdes, ¡no quiero ser vuestro trofeo de caza!, ¡solo quiero ser vuestro amigo y compañero!, ¡nada más!, ¡Por favor dejadme tranquilo!
Un abrazo,
Rato
PD: ¡Vaya!, Creo que he vuelto soñar otra vez despierto, creo que “Lost” y “Los Serrano”, se han apoderado de mi subconsciente.
domingo, 20 de junio de 2010
Mi folio en blanco
Maldito domingo por la mañana, ¡joder!, hoy todo pintaba bien
pero no me temía que al final se iba a torcer la cosa. Hoy, cuando menos me lo esperaba, recibí
una visita tremenda. Me quede como la cara de Iñaki Anasagasti en una montaña
rusa, desencajada y con cuatro pelillos mirando hacia Cuenca.
Me levante, con la idea de escribir
un rato. Quería escribir el post de hoy, uno de esos a los que llamo
surrealistas, pero a las dos horas el folio seguía en blanco y yo seguía
mirando fijamente el folio, no sabía lo que escribir, le estuve dando vueltas a
la cabeza sin parar, sentía como mis neuronas se estaban centrifugando...Pensé
entonces en inspirarme en las últimas conversaciones que había mantenido
durante la semana, pero salvo las que había tenido por trabajo, no tuve ninguna
otra, a excepción de la del viernes por la noche con unos amigos, después de
una pachanguita de fútbol 7, donde estuvimos divagando sobre comidas que
empezarán con la letra “i”, y que después de pensar y repensar no encontramos
ni una sola. ¿Podría ser esa
mi fuente de inspiración?, así
que estuve buscando en internet cuales encontraba y estas fueron: ilar,
inchic, indibaba, intxaur, irasagar, ixiba. ¿Qué coño podía escribir yo sobre
esto que solo Dios sabe lo que son?...
Pensé entonces en escribir un pequeño
encargo que me habían pedido, una nueva letra para la canción de los fruitis,
pero tengo que reconocer que después de escribir dos absurdas historias sobre
estos curiosos personajillos, no se me ocurrió absolutamente nada. Así que me levante
para hacer tiempo y me fui a la cocina, cogí un yogur de bifidus activo con
casas pequeñitas, perdón con l casei y munitas, ¡siempre se me olvida ese puto
nombre! Lógicamente todo eso
hizo su efecto y tuve que ir al baño, ¡a
lo mejor esto me ayudaba a concentrarme!, pero no me salía nada, bueno
corrijo porque salir si me salía pero ni una sola idea. Así que después de terminar en el baño volvía a sentarme pero esta vez delante del folio, no sabía que
coño contaros hoy, estaba en blanco, como Zapatero en un examen de economía. En
ese momento concreto, las 11:45 de la mañana y 44 segundos aproximadamente,
llamaron a la puerta de mi “loft”, yo no esperaba a nadie y pensé ¡Dios será mi menstruación!, pero pensándolo fríamente me dije: ¡con 35 años no creo, esto tendría
que haberme pasado un poquito antes!, entonces mire por la mirilla y vi un
señor con el rostro muy serio, como el de un inspector de hacienda en tiempo de
crisis, que me hacía gestos como para que le abriese la puerta. Yo
sinceramente, estaba acojonado, me pillo en pijamita, uno de estos de verano
con camisita de asas y pantalones cortos ajustaditos, de esos que marcan el
paquetito y la verdad con este cuerpo que tengo, sobre todo ahora que empiezo a
ponerme morenito, resulto muy apetecible. Soy el típico bomboncito que
cualquier depravado quiere llevar a su camita. Como estaba asustado me arme de
valor y cogí mi cepillo de dientes, ¡siempre lo podría utilizar como arma
arrojadiza!, una tapa de una olla como escudo y un trapo de cocina que me lo puse
como cinta en la frente, sabía que eso intimidaría a cualquiera. Abrí la
puerta, y dije muy serio: ¡disculpe!,
¿Quién es usted? Y
el extraño caballero contesto: Querido
Rato, soy tu crisis existencial, estas en blanco, déjame que pase. Lo estaba flipando y os juro que no
consumo ningún tipo de droga, le deje pasar, él se sentó en mi sofá de leopardo
y me miro fijamente a mis ojos color esmeralda. Luego me dijo: ese folio esta en blanco y seguirá
en blanco ya no sabes que contar, no sabes que historias absurdas escribir,
ni que decir de ti, no se te ocurre ningún tipo de crónica política, no
sale de ti ningún otro estúpido verso… Los
porteros de las discotecas te quieren muerto y las pijas rubias de bote huyen
de ti, Rato, ¡estas acabado! En
ese momento me quite el trapo de cocina que llevaba a modo de cinta en la
frente, intuía que podía estar un poco ridículo en aquella situación, estaba
literalmente hundido, me tumbe en el suelo y cuando abrí los ojos, el
señor se había ido. Me fui hacia el folio y empecé a escribir como un
loco, dando como resultado este post, todo había sido una maldita pesadilla
como en el último capitulo de los Serrano, no estoy acabado, creo que aún tengo
cuerda para Rato.
Os quiere,
Rato Raro
sábado, 19 de junio de 2010
YONQUI
Con el dolor de una verdadera amistad
buscando ahogar tus penas
te sumerges en tus sueños sin vida
Vas a caballo con alegría
buscas la muerte, huyes de la vida,
te metes solo para olvidar
nada es nuevo: eres hombre.
Tristeza que tiene el lecho blanco,
solo durmiendo te sientes feliz
sin esperar que al despertar
el mismo mundo te espere.
Quieres que cada gramo
sea una palada de tierra,
que tu mismo,
eligiéndote enterrador de tu existencia
dejas caer sobre su tu pasado.
Yo se que grande es tu dolor,
como te retuerces las entrañas,
como quieres olvidarte de ti mismo,
como quieres narcotizarte para vivir.
Y yo que siento tu dolor
solo puedo decirte:
“Tristeza de alma herida
déjala huir en el tiempo
y veras como tus sueños
no se los lleva el olvido”
sábado, 12 de junio de 2010
Mi gatito Loló
Queridos lectores, hoy tenía pensado escribiros un post sobre la reforma laboral y sobre sus posibles no efectos sobre el empleo, pero creo que todos estamos ya un poquito cansados de un montón de noticias sobre este tema y otros relacionados con la crisis, así que os voy hablar de mi gatito Loló.
Hace ya algunos años que me regalaron un gatito precioso, le puse de nombre Loló, porque su rabillo me recordaba al de mi primo Flower Power que todos en el barrio llamábamos así. Loló tenía caratas en sus dos pobres ojillos, yo no lo sabía, pero empecé a sospechar cuando un día lo vi acercase a la ventana y ver después como caía cuatro pisos. Rápidamente baje a por él, antes de que le pasara algo peor. Loló estaba más hecho polvo que Junior, y yo estaba tremendamente preocupado, ¡Ya sólo le quedaban seis vidas a mi pobre gatito!
Al día siguiente vi a Loló confundirse y en vez de comer su rico pienso, se estaba comiendo un plato de veneno que había dejado para los ratones, se lo tomo entero, Loló se empezó a poner verde y no paraba de dar saltos, parecía Coto Matamoros un sábado por la noche.
Cuando Loló se estaba recuperando, ahora ya sólo quedaban 5 vidas, intento beber agua, y en vez de tomar agüita fresquita, metió su pequeña cabecita en mi acuario donde residían dos pequeñas pirañitas. Loló se inclino demasiado hacia delante y callo al acuario, cuando logre ponerlo a salvo, parecía Ángel Cristo en su últimos momentos. ¡Redios ya sólo le quedaban cuatro vidas!
Cuando parecían que sus heridas estaban cicatrizando, me llamaron al teléfono móvil cuando estaba metiendo una pizza de pepperoni en el horno, me puse hablar y no me di cuenta que había dejado el horno con la puerta abierta. Loló confundió su linda casita que le había comprado en el Lidel con el horno, cuando acabe de hablar me lo encontré allí junto a un par de trocitos de pizza sin pepperoni, con los pelos todos chamuscaditos , tuve que raparlo todito, su pielecilla brillaba como la calva de Antonio Lobato. Me estaba entrando la ansiedad, tuve que tomarme un tranquimazim, no me hacía a la idea de que a Loló sólo le quedaran dos vidas.
Estaba muy preocupado, pensaba que Loló era demasiado patosillo, así que cerré todas las puertas y ventanas cuando me marchaba, quedaba el pobre solo en el pasillo sin nada en principio que le pudiese hacer ningún daño. ¡Qué equivocado estaba!, cuando llegue a casa, lo vi tirado allí en el suelo, supongo que no vio que la puerta de balcón estaba cerrada y se estampo de lleno con su linda naricilla contra el cristal, su carita y sobre todo su nariz me recordaba a la de Belén Esteban antes de operarse. ¡Pobre Loló ahora ya sólo le quedaba una vida!
No pude dormir en toda la noche, estaba tremendamente preocupado, hasta que de repente me dije ¡Ostras! Lo que le pasa a Loló es que tiene los ojillos mal, baje rápidamente al veterinario que tengo en la calle donde vivo, lo examino, y me dijo que Loló tenía caratas, así que tuvo que operarlo.
Cuando llegamos a casa, Loló se asomo a la ventana y vio un ratón que estaba a 1.000 Km, salió corriendo y a las dos horas lo trajo en la boca. ¡Por fin Loló veía bien!, acto seguido dejo el ratón en el suelo y se puso a leer el ABC, daba gusto verlo leer, ¡éramos tan felices! Cuando tuve que firmar mi hipoteca, le pase a Loló el contrato para que leyera la letra pequeña.
Colorín, colorado este cuento me ha emocionado...
Os quiere,
RATO
viernes, 11 de junio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)