sábado, 13 de noviembre de 2010

Tengo un pedo enquistado

Os imagino a todos vosotros, pegando vuestra naricilla (en tu caso Juan: la trompa) en la pantalla de vuestro ordenador, entrando en mi blog y  preguntándoos: ¿Qué coño le pasará a mi amado Rato que no ha escrito nada esta semana?, ¿Estará bien?, ¿se le habrá muerto el perro?, ¿se habrá olvidado de cómo llegar hasta su casa?

Pues bien amigos, tengo que deciros que estoy muy enfermo. Me cuesta confesarlo. Tengo una anomalía nueva en mi físico, necesito desahogarme, así que os la diré: TENGO GASES.

Amigos y lectores, el pasado fin de semana me empezó a dar un dolor muy fuerte en el lado derecho, a la altura de las costillas. Yo como soy hipocondriaco fui al médico, me hizo todo tipo de pruebas, ecografía abdominal, resonancias radioactivas en el vientre, exploraciones interanales... Sé que no es bueno hacerse este tipo de pruebas ni abusar de las mismas, pero yo ya llevo unas 15 este año.

Hoy cuando fui a recoger los resultados le dije al médico muy nervioso: “¿Qué tal?, ¿Cómo tengo los riñones, el páncreas, el hígado, el corazón, el estómago, el intestino grueso y delgado, la vesícula?, ¿Cómo está todo esto doctor?”. Le confesé que era bebedor y que sospechaba que podía tener algún tipo de problema de hígado que afectase a todos mis órganos vitales. El médico me dijo mirándome fijamente a los ojos (¿sería gay?, en el momento no me paré a pensar en ello, estaba preocupado por mi dolencia): “Rato, tienes gases, aires, te lo voy a decir un poquito en plan médico que es más complicado que lo entiendas. Rato tienes un pedo enquistado”.

Casi llorando y con la voz entrecortada le pregunté:

- ¿Doctor qué me está usted diciendo?. 


- Tienes un pedo enquistado, me repitió. Fue tan tajante que no me quedo más remedio que asumirlo.

Él me autorizó públicamente a que yo me tire pedos libremente. ¡Joder!, estoy preocupado, ¿os ha pasado alguno de vosotros esto?

Tengo gases, quiero suponer que es un problema cotidiano y mundano, mi madre me dijo una vez que el Rey también se tiraba pedos. Ahora que lo pienso, recuerdo una vez que su Majestad participaba en una regata, el mar estaba en calma, hasta que de repente hubo marejada detrás de la vela que sostenía el monarca. Creo que sin  quererlo Juanqui se echó un Real pedo.

Os voy a contar una cosa que me sucedió esta noche, estaba en un pub y aprovechando el follón de la música, me tiré un pedo, sabía que era el momento porque no se iba a enterar ni dios. Lo malo, es que me tiré un pedo tan tremendo que se me han roto dos costillas.

Cuando me preparaba para irme a la cama seguía sin sentirme bien, tenía un dolor insoportable. Me tiré un gas y cuando me levanté el edredón estaba hecho jirones. Lo peor es que era una funda nórdica que me había regalado mi madre, ahora que llegaba el frío.

Supongo que algún desalmado estará pensando mientras lee esto que estoy siendo uno de los principales responsables de la destrucción de la capa de la ozono. Pues no, ¡listillos! que sepáis que fue la laca de Margaret Thatcher la que se la cargo hace años.

Lo único bueno de todo esto es que si me tiro un pedo delante de mi jefe y este me dice:”¡De que vas!”, yo le podré contestar: “Perdona pero el médico me lo ha aconsejado”. Si amigos, antes es la salud que el trabajo.

Animo a todos mis lectores y amigos que como yo estén sufriendo este problema. Escribirme  si sabéis algún remedio para los pedos o para facilitar la salida del gas por el recto. Os recuerdo mi dirección de correo electrónico: nosoyunmendrugo@gmail.com

Un abrazo,

Rato Raro

5 comentarios:

Dr. Dioptrías dijo...

Un pedo enquistado xxD

Anónimo dijo...

Lo siento Rato. No es una enfermedad muy dolorosa y no la palmas de esta, tranquilo por ahora, pero eso sí, es muy molesta, ...... sobre todo para los que te rodean, jejjjjjjjjeeeeeee.

jaramos.g dijo...

Sabía que, antes o después, confesarías algo de lo escatológico que, con toda certeza, te habrá sobrevenido en abundancia durante la existencia. Este percance de ahora es suave (cualitativamente, digo, no acústicamente). ¿Debemos esperar algo más sorprendente? Por cierto, en mi tierra, a los que, por ehfermedad o por gustazo, suelen gasear con frecuencia y ostentoreamente los llamamos "peones"; no es que sea muy chic el término, pero resulta mucho mejor que otros. (Jeje, gracias por la gracia que derrochas posteando, gachón).

Anónimo dijo...

Abrumadora sinceridad la del médico e interesante su autorización.

Un abrazo, y ¡que sean leves los vientos!

razonesobvias dijo...

Sé que es buena época para comer castañas, lentejas, fabada... Te recomiendo austeridad alimienticia para este tipo de manjares otoñales...