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domingo, 19 de junio de 2011

El ojete de mis amigos


Como todos los sábados mis colegas y yo  estábamos reunidos tomando unos albariños a mediodía. Cuando de repente uno de ellos dijo:

-  ¡Un revuelto de grelos con gambas y otra ronda, por favor!

Todos nos reímos y seguimos allí tajándonos un poco más. Luego sobre las 16:05 h nos quedamos todos muy serios y uno que venía del WC dijo:

- ¡Oye!, ¿por qué no hablamos del tercer ojo humano?


La verdad, a todos  nos apeteció, al fin y al cabo el tercer ojo humano es un tema apasionante, de los que todos en mayor o menor medida tenemos algo que opinar. Era el momento en el que todos necesitamos un sitio tranquilo y agradable en el que poder divagar, así que cogimos un taxi, le dijimos que nos llevase a casa que íbamos a hablar del tercer ojo humano. El taxista no puso inconvenientes, nos llevo gratis e incluso subió a mi loft, porque le apetecía hablar del tema. Una vez en casa Soyunmendrugo que es un biólogo, escritor y enciclopedante amigo mío, quiso abrir el debate y dijo:

-  Soyunmendrugo: Hace unos años cuando se descubrió que la melatonina actuaba contra el envejecimiento  celular, la glándula pilenial se convirtió en el mayor receptor de nuestro cuerpo humano y de aquí surgió la energía pránica que sentó los cimentos de la filosofía oriental basada en el tercer ojo humano.
-   Todos: ¡Pero de que vas matado!, ¡Soyunmnedrugo que dices!, ¿a qué ojo te refieres so mamón?

Entonces, el muy serio dejo su licor café sobre el sinfonier y dijo:

-  Soyunmendrugo: Lógicamente hablo de los chacras y del ojo de la vida que se encuentra en el centro de cabeza.
-  Todos: ¡pero que vas a tener tú en el centro de tu cabeza! pero si por no tener, no tienes ni pelo.

Todos nos echamos a reír  abrazándonos. Nos quitamos las camisetas y le dijimos:

-  ¡Qué no tío!, que el tercer ojo es...Y ya por señas le explicamos a cual nos referíamos.

Mi amigo Razonesobvias se puso de pie para que Soyunmendrugo lo  tuviera más claro y este dijo:

-   ¡Aahhhhhh!, ¡tenía que haber imaginado que viniendo de vosotros no podría ser un tema serio y transcendental! y se hecho a reír.

Yo lo miré fijamente y le dije:

-       Mira Soyunmendrugo te digo una cosa, ¡coge tu puto licor café del sinfonier!, ¡cómo se caiga te vas a ir calentito!, ¡te voy a dar una patada en el tercer ojo que te vas a enterar!

Allí empezó el cachondeo, todos reíamos y decíamos:

-   ¡A ver, vamos a ver los ojos!

Ahí, me puse serio y dije:

-   ¡No, un respetito, no somos una panda de maricones!

Entonces dejamos la gilipollez y empezó un debate muy serio y llegamos a la conclusión de que el tercer ojo es muy importante, sobre todo en determinados momentos del día. Así, cada uno hablaba de sus experiencias, uno dijo:

-   ¡A mi es el ojo que más me pica!

Y yo dije:

-   ¡Pues no voy a ser yo quien te lo rasque!

A partir de ahí se abrió la veda y los demás dijeron:

-   Amigo 1: Para mí es el ojo que más se irrita
-   Rato: por lo menos tus dientes están cada vez más blancos
-   Amigo 2: Pues, yo llevo varios días con el tercer ojo cerrado
-   Rato: Pues habla con el que lo tiene irritado, a ver si puede ayudarte abrirlo.
-  Soyumendrugo: ¿Sabéis que al tercer ojo se le conoce por su diminutivo “ojete”?

Cuando dijo esta obviedad todos preferimos no gastar saliva en contestarle e hicimos como si no hubiera dicho nada.

Después de 6 o 7 horas de licor café y de un sinfonier teñido de negro, llegamos a la conclusión de que: ¡viva el tercer ojo!, que hay que apoyarlo y que a veces hay que empujarlo...

La verdad me encantan y aprendo muchísimo con estas charlas filosóficas con mis  amigos. Si alguno de vosotros se quiere unir a nuestro grupito, solo tiene que enviar un mail a: nosoyunmendrugo@gmail.com, prestarnos su casa y tener al menos 20 litros de alcohol por reunión.

Con la esperanza de encontrar nuevos amiguitos de los que aprender mucho, se despide,

Rato Raro

domingo, 12 de junio de 2011

NO ME IMPORTA NI UN PEPINO


Un pepino me ha hecho la vida imposible este fin de semana. ¿Cómo es posible que un maldito pepino me haga llorar de pena, hasta el punto que no he levantado cabeza?

Para ser más concreto, esto me ha pasado con el típico pepino de Murcia de tamaño estándar, ese que normalmente nos pasa a todos desapercibido.

El viernes por la noche hice una cena con unas amiguitas del gimnasio con los que hago spinning, una gente guapa, top y liberal, las típicas a las que como a mí les va muy bien en la vida, cosa que nos mola y nos lleva a reunirnos para reírnos del resto de la humanidad. Era una cena en plan “casual” y vegetariana, cosa que yo no entendí muy bien porque hice entrecot de buey, lo que hizo que todas se me quedaran mirando y pensando: ya está ahí el imbécil del pijamita.
Nos repartimos un poco el trabajo entre todos y una tal Silvia que yo no conocía de nada hizo una ensalada con lechuga de Cantimpalo, cebolletas en vinagre, atún (calvo claro), zanahoria de Motril, soja alemana y aceitunas en lata de Puerto Llano, bueno lo típico de una ensalada.

La cena acabó muy bien, brindamos todos con albariño y no paramos de reímos, con las típicas bromas:

-   ¿Qué le dice una zanahoria a un tomate?
-   ..................
-   ………………………
-   ..................
-   ………………………
Nada porque no hablan
-   ja,ja

Una vez que agotaron mis reservas de albariño y licor café, se fueron todas para su casa.

Hoy cuando me levanté, fui a la nevera a beber agua fría, un poco ajado, y cuando fui a cerrar la nevera oí:


  •          Desconocido: Ya está bien.
  •   Rato: Perdón, ¿con quién hablo?, ¿quién se dirige a mí?   Pensaba a lo mejor que alguna amiga mía estaba por ahí escondida y que quería jugar.
  •       Desconocido: Ya está bien, estoy aquí en el fondo de la nevera.

Miré, y vi un pepino solo y abandonado, de muy mala leche que me preguntaba:
  • Pepino: Perdona, ¿quién hizo la ensalada a noche?
  • Rato: Una tal Silvia
  • Pepino: ¿tú crees que hay derecho a que me dejes sólo aquí? ¡es que ya te vale!, ¡hacer una ensalada con soja alemana y sin pepino!, ¡Qué anormal!, ¡a quién se le ocurre después de hacer una ensalada, dejar un maldito  pepino ocupando espacio en la nevera!, ¿te jode que sea español?

Silvia si estas leyendo este post dime:

-   ¿Por qué no le has echado pepino a la ensalada?, ¿qué pasa no cogía en la ensaladera?, ¿no has leído que el pepino español no es el culpable de los males gastrointestinales?, ¿O acaso es que te produce arcadas metértelo en la boca?

El pepino se puso en plan chulo, se comió un yogurt natural, es decir, se mojó todo y me miró fijamente humedeciéndose los labios. Esto me acojonó y estuve todo el sábado sin salir de mi loft por posibles represarías pepineras. Llegado el domingo acabé con todas las tonterías y los miedos y hallé una solución: me lo metí despacito en la boca y me lo comí todo.

Al fin y al cabo, sería muy fuerte que a mí que he plantado cara a todos los porteros de discotecas de este país y de parte del extranjero, un solo pepino asqueroso me tuviese acojonado.

Bueno esto es todo lo más emocionante que me ha pasado el fin de semana, el próximo, si el ECOLI me lo permite, os seguiré contando mis últimas aventuras.

Un abrazo,

Rato Raro

lunes, 25 de abril de 2011

Menuda nochecita


El sábado pasado cogí el bus por la noche, influenciando por las virtudes del transporte público que pregona nuestro alcalde. Alguno de vosotros estaréis pensando: ¿Virtudes?, vale, si, soy un poco ingenuo. Supongo que eso, a parte de mi pijamita, es lo que enternece a tantas mujeres.

En el post de hoy os voy a contar mi experiencia con el servicio nocturno de autobuses de mi ciudad. Así comienza mi peripecia:

Llegué a la parada de bus todo ilusionado, esperando que éste llegase como mucho en 5 minutos. Como vi que a la media hora no llegaba, cogí la estampita del niño Jesús que siempre llevo conmigo, encendí un velorio que mangué en un pafeto y recé con toda la fe que tenía en el bolsillo con la esperanza de que en las próximas  dos horas pasara el bus que me llevase hasta casa.

Al final parece que no tenía suficiente fe y el bus no paso en todo este tiempo. Pensé en alguna otra alternativa, pero la triste realidad es que la única forma de llegar a casa cuando acabas ciego perdido en una noche de juerga y ninguno de tus amigos te lleva porque va peor que tú, es el transporte público o el coche de San Fernando. Alguno de vosotros me dirá que el taxi es una alternativa, pero yo ya hace tiempo que la descarté, no por la crisis o porque sea un agarrado sino porque cuando estoy algo cocido, toda la gente que lo está menos que yo, levanta la mano más rápido y al final no hay manera de coger uno.

Siempre es la misma mierda, todo es por culpa de las malditas promociones. Empecé en un bareto  que tiene la típica oferta de 2X1 en cubatas, y como ninguno de mis amigos bebe ron, tuve que bebérmelos a pares. Luego, fui a un pafeto donde daban regalitos con cada copa de “Santa Teresa”, a mi la verdad es que estas cosas me pierden, y empecé a tomarte una tras otra, hasta que conseguí la camiseta, el llavero, las gafas de sol, la linterna, el sombrero, el pantalón pirata, las sandalias y un pijamita de asas. Aún me quedaban otros diez regalos, pero no podía más y abandoné. Me largué frustrado y bastante ciego, por cierto.

Mientras me dirigía a la parada tuve que atravesar un parque en el que no paré de hablar con las farolas, contándoles todas las chorradas que venían a la mente como si se tratará de algún amiguete. La verdad, es que ellas siempre me escuchan y nunca me interrumpen, no como los listos parchís de mis amigos que siempre me acaban cortando el rollo para contarme alguna de sus historietas o darme algún estúpido consejo. Todo parecía perfecto, hasta que me di cuenta que las farolas me contestaban y claro, me tiré dos horas hablando con ellas de lo divino y lo humano, ¡Dios, se me estará yendo la olla!

El domingo me pasé por el mismo parque y las farolas pasaban de mí. Me ignoraron completamente como si no me conocieran. Como si no hubieran estado toda la noche anterior de palique conmigo. Unas hijas de su madre, vamos.

Y llegados hasta este punto yo me pregunto: ¿Por qué todo lo que acabo encontrando los sábados por la noche, acaba pasando de mí el domingo?

Esta es otra pregunta para las que no tengo respuesta.

Un abrazo,

Rato Raro




PD: No recuerdo como he llegado a mi casa.

domingo, 17 de abril de 2011

Porque un clavo saca a otro clavo

Estoy cabizbajo, preocupado, dubitativo, ¡vaya estoy echo una mierda! He tomado una decisión que no es nada agradable. Esta tarde a las 18:00 horas, despediré a Jacqueline, no hay vuelta atrás, no sabéis como lo siento.

Os voy a contar lo que sucedió: últimamente yo veía que mi loft ya no brillaba tanto como antes, mi cuarto de baño ya no estaba reluciente, en mi cocina había tanto pelo de mi perra que parece el far west y al mirar por la ventana parecía que llevaba nublado tres meses. Yo salía a la calle, con mi plumífero, paraguas y un gorro de minero, pero hacía sol, no os podéis ni imaginar la vergüenza que pasaba cuando toda la gente mi miraba como si fuese un loco. Pero lo que pasaba es que mis cristales tenían un dedo de mierda que no dejaban pasar luz.

Lo peor fue este viernes por la tarde, llegue a mi loft y mi escarabajo de arcilla que me trajo una persona muy especial de Egipto y que me da tanta suerte, que tengo encima de mi ps3, estaba roto en mil pedazos y pegado para disimular. Casi me muero, mi vida se iba ir al carajo, mi buena estrella se había resquebrajado. Además de rompérmelo esta tía debe pensar que soy un “gili”. Rompí a llorar, luego me puse pijamita, me metí en mi cama, me abrace a la almohada y dormí con todas mis penas.

Lo de ayer sábado fue demasiado, llegué a mi casa a las 23:30 horas, no porque estuviera viendo el Madrid-Barsa como vosotros, sino porque estaba terminando un trabajo en la oficina. Sólo quería ponerme cómodo al llegar a mi loft, me puse mi pijamita de lino, encendí un poco de incienso, puse mi cd de grandes éxitos de música reiki e hice el pino puente, lo típico que suele hacer la gente con clase para relajarse. Cuando llevaba 30 minutos en esa incomoda postura, a parte de entrarme un dolor muy agudo en el lumbago, vi en el marco digital, que esta encima de mi tele de plasma HD, que la foto que tenía sobre Carmen, mi madre, estaba muy rara, parecía que tenía barba y pensé: Mi madre no me dijo nunca que se hubiera dejado barba, ¿qué hago yo abrazo al abuelo de Heidi?, ¿por qué ese señor ha poseído a mi madre? Automáticamente me acerque al marco digital y vi tanto polvo que era incapaz de distinguir la figura de mi santa mi madre.

Por ahí yo si que no paso, necesito siempre que mi madre este presente en mi loft, su sola imagen me da el consuelo que tantas veces necesito. ¡NO VOY A PERMITIR QUE NADIE LA PROFANE!

Por todo esto voy a despedir a Jacqueline y quiero aprovechar la oportunidad para ofrecer un puesto de trabajo:

Joven atractivo economista, necesita asistenta para limpiar su domicilio, da igual nacionalidad, lo que si necesito, es para que nos entendamos mejor, que no tengas más de 30 años. Tengo una habitación por si algún día se te hace un poco tarde y  quieres dormir en casa. Bien remunerada, fines de semana libres, puedes quitarme embutidos y refrescos de la nevera que me haré el “gili”, por favor mándame tu curriculum, si puede ser con fotos en ropa en ropa interior mejor a: nosoyunmendrugo@gmail.com

Un abrazo,

Rato Raro

martes, 12 de abril de 2011

Trabajo, amigos y limpieza


Hay momentos en los que parece que todo va bien, sin embargo en otros la vida te enseña los dientes. Llevo tanto tiempo enfrascado en mi trabajo que no me he dado cuenta que me he vuelto un lobo estepario. Si estas trabajando en varias cosas a la vez, llega el inexorable día en el que pierdes la conexión con el mundo real.

Durante los primeros días no me preocupé. Pero cuando llevo más de 3 meses sin ver a ninguno de mis amigos, me empiezo acojonar un poco. Me termino de acojonar del todo, cuando mis amigos me dicen que soy un puto amargado, que sólo les hablo de lo mal que me va en el trabajo y de la mierda de vida que llevo.

Al final, se que siempre me acabo reponiendo, e intento darle un vuelco a la vida con la mejor de las sonrisas.  Preparo mi agenda para pasar una temporada de turismo por casa de amigos y familiares, recuperando así la conexión con el mundo terrenal. Aunque, para ser sincero, suelo acabar medio desquiciado en cada casa, porque cuando dejo de contar mis putos problemas, son ellos quienes me cuentan los suyos, con lo que no me queda más remedio que joderme y escuchar. Si no lo hago se mosquean, dejan de ser mis amigos y me obligan a buscarme otra gente con nuevas manías y problemas que no conozco, hasta que me vuelvo a cansar de escucharlos y el bucle se repite hasta el infinito. Por eso, he decidido estar, cuando pueda, con los mismos amigos de siempre, aunque es mucho más rutinario, me ahorro tiempo y trabajo.

Cuando llegue el día en el que vuelva a tener un montón de curro, ese que acabará ocupando 16 horas de mi triste vida, las otras 8 horas las dedico a descansar, volveré a vivir como un zombi solitario.

Algunos pensarán que no tengo derecho a quejarme porque ahora tengo más pasta (aunque lo que cobro siga siendo una miseria), pero no tengo tiempo ni para limpiar mi casa. Así que  a principios de año acabe contratando a alguien para que se ocupara de ello. Le dije a mi madre que se encargará de la selección. Ella con muy bien criterio me acabo escogiendo a una chica soltera de mis años,  que no esta nada mal. Así, por lo menos, cuando entre en mi casa y la vea, mis ojos, mi corazón y mí... se acabarán llevando una alegría. La verdad, es que no puedo quejar, ella siempre se preocupa porque mi “loft” este perfecto. Ahora cuando vuelvo a casa lo flipo en colores, la veo perfectamente limpia, mis camisas perfectamente planchadas, mi armario ordenado...parece que la vida me vuelve a mostrar su lado más amable, gracias a alguien que se ha empeñado en limpiarla y ordenarla.

Ya no me preocupo de lavadora,  ni de limpiar la bañera, sólo me preocupo de dejar los calcetines y calzoncillos en el cesto de la ropa sucia, no quiero que piense que soy un guarro. Los problemas me surgieron cuando me dejó una lista con mil productos que tenía que comprar. Desconocía que hubiese tanta variedad, para los que no lo sepan como yo, existen productos para la cocina, el baño, la loza, la ropa, el suelo, los muebles, los cristales y unos cuantos más de los que ahora no me acuerdo. ¡Joder!, antes de contratarla solo tenía tres: uno para la loza, otro para la lavadora y  como no la lejía (el producto de limpieza que sirve para todo, si tu casa esta sucia: la desinfectas con lejía y ya no corres ningún riesgo de contraer alguna extraña enfermedad).

Lo peor es que la semana pasada no pudo venir porque se encontraba mal y tuve que hacer las labores de la casa durante el fin de semana. Me decidí a limpiar con la enorme gama de productos que ahora tengo, pero como no tengo ni puta idea de para qué sirve cada uno, los destapé, los olí un poco y los fui usando a discreción. La verdad es que hice algunas mezclas que olían bastante bien. Soy consciente de que probablemente haya terminado lavando los calzoncillos con lavavajillas y que usará el limpia cristales para lavar la loza, pero yo no he notado nada. Sinceramente pienso que todos funcionan igual, pero por no herir sus sentimientos prefiero no decírselo a la chica de la limpieza. Ahora, gracias a la experiencia de este fin de semana, he desarrollado una técnica cuasi perfecta para una limpieza magnifica que consiste en usar tres líquidos de diferente color escogidos a boleo, para cada cosa. Esta técnica es casi infalible, sólo falla a la hora de fregar el suelo. ¡Qué quebraderos de cabeza me ha ocasionado su limpieza!

Le he dado mil vueltas a mi cabeza y  he pedido consejo a todas mis vecinitas, pero me hablan de mil productos que después de haberme dejado medio sueldo, mi suelo sigue igual de sucio. Os diré que incluso compré ese fregasuelos que anuncian en la tele donde una señora le quita el tapón y le sale un genio que le deja el suelo como un espejo. Pero siempre que voy a la compra me acaban engañando, me lo vendieron sin genio  o se debió morir dentro del recipiente. Llevo 24 horas con el envase abierto y el genio sigue sin salir. He seguido probando más productos, pero nada.  Me ha quedado el suelo raro, como pegajoso. Lleno de pelos de mi perra que he intentado quitar con una espátula, que también se me ha quedado pegada y no puedo quitarla.

He llegado a la conclusión, de que lo que realmente ocurre, es que la gente que se dedica profesionalmente a la limpieza y las madres conocen un ingrediente secreto que transmiten solo cuando consideran que tú puedes valerte por ti mismo, sin pedirles ayuda. Mi madre a pesar de mis treinta y tantos, considera que todavía no he llegado a esta fase de la vida.

Tengo que reconocer públicamente que he observado sigilosamente a mi chica de la limpieza, escondido tras las cortinas para ver el ingrediente secreto que utiliza (¡vale!, también porque me gusta ver su trasero cuando se agacha), pero lo debe echar en algún momento en el que me  descuido o mi mente se pone a pensar en... Yo os juro que intentado limpiar el suelo con los mismos productos de limpieza que ella usa, pero es que no hay ni punto de comparación. Ahora que estoy a punto de meterme en el sobre, he llegado a la conclusión de que debe tener un frasquito con el ingrediente secreto entre sus ropas y que lo echa sigilosamente cuando no la veo. Tiene que haber una razón especial para que nadie quiera desvelarlo. Después de darle mucho a la olla creo que debe existir alguna amenaza de cortarles la lengua o sabe dios que tipo de tortura indochina, si desvelan el ingrediente secreto. No puede existir otra explicación. Al menos esta vez, yo no la tengo.

Un abrazo,

Rato Raro






  

domingo, 3 de abril de 2011

L´amour

El pasado fin de semana conocí a una francesita, a la que le acabe enseñando mi pijamita. Lo bueno de liarte con una extranjera es que si tú no sabes su idioma y ella tampoco sabe ni gota de español, increíblemente te acabas entendiendo casi sin ningún problema. Bien sea por signos o bien con un inglés al estilo de los que hablan los indios de los western de Hollywood, llegas a mantener una relación idílica, donde no existe  ninguna discusión porque el tiempo que dura la relación suele ser menor que el que te lleva aprender el idioma de tu ligue.

La verdad es que los rollitos con guiris están bien, lo malo es que se acaban muy rápido. Los rollitos de primavera también me gustan, pero con salsa agridulce de los chinos.

Una vez, la cagué, cuando una tía entro en mi corazón y se quedo a vivir en él. Lo peor es que ella nunca me pagó el alquiler de la parte de corazón que estaba ocupando y que nunca abandonará de todo, a lo largo de mi vida. ¡La verdad, no quiero volver a pasar por esto!

Me he inventado un buen sistema para que esto no me vuelva a suceder, que consiste en enrollarme con tías de las que lo único que atrae es su físico y con las que detesto mantener una conversación de más de 5 minutos. Sólo quiero complacer mis instintos y no perder más el tiempo.

Yo perdí la mayor parte de mi vida, si es que todavía me queda algo, con una mujer. Con una mujer que nunca me dijo que  no me quiso, pero tampoco me dijo que sí. ¡Eso es lo peor!

Si ella me hubiera dicho desde un principio que no me quería, cuando estaba medio enamorado, ¾ enamorado o tan sólo ¼, me hubiera ahorrado unas cuantas noches de borrachera, pesadillas y limpieza metal. Cuando después de un año me había desintoxicado me volvió a dar esperanzas y mi vida volvió a ser un infierno.

En lo que me reste de vida no quiero volver a ser un imbécil. Ya perdí la mayor parte con una mujer, la mujer de toda mi vida. Nos conocimos en la universidad, nos gustamos, nos enrollamos, incluso llegamos a vivir juntos, pero a ella las relaciones serias le agobiaban, así que se me fue escapando hasta que no éramos capaces de intercambiar más de tres frases al día.

A veces, parecía que todo iba a cambiar, ella parecía estar a gusto, pero siempre acababa ocurriendo algo que nos distanciaba. Recuerdo sus llamadas disculpándose, donde yo aún que jodidísimo  le acababa contestando que no pasaba nada. Recuerdo cuando quería decirle que quería dejarlo, como no me atrevía a decírselo a la cara, la llamé por teléfono y lo tenía apagado. Después, cogí un taxi, me fui al Puente de Rande para tirarme, pero cuando el taxista insistió en cobrarme la carrera de vuelta, me jodio tanto que decidí no suicidarme.

Finalmente opte por cambiarme de ciudad, volví a casa, a la que de verdad fue siempre mi casa, nada como estar junto al mar y amigos para superar tus problemas. Pero ella siempre me llamaba. Me decía que tenía muchas ganas de verme, que me echaba de menos, y al final acaba volviendo a quedar con ella, momento en el cual volvía a sentir su indiferencia. Así que cuando me volvió a llamar y me pregunto cuándo nos volveríamos a ver, le dije:

-       Pues cuando me jubile  y quiera acabar con mi vida (¡gracias ZP por retrasar la edad de jubilación!) porque por el momento quiero ser feliz.

Como le puse tan difícil verme, ella se hizo azafata de vuelo con la intención de verme durante mis viajes de trabajo, ahora tengo miedo volar y si puedo me desplazo en otro medio de locomoción.

Durante años mi mente la sentía próxima. Es como si estuviéramos conectados mentalmente, de todos modos, la mayoría de las veces sus mensajes me llegaban entrecortados y otras veces simplemente se interrumpían (supongo porque simplemente se quedaba sin saldo mental).

Ahora que van pasando los años, tengo miedo a jubilarme, a que nos volvamos a ver ya viejecitos en un asilo de ancianos, y que me vuelva a robar el corazón.

Debemos asimilar los dos, que una vez llegado el final de nuestra vida, nuestra relación no pudo ser. Sólo puede arruinarnos nuestro descanso que nos toque juntos en el mismo cementerio, nicho con nicho, pero supongo que ocurriría algo que hiciese que moviesen mi cuerpo de lugar. Después, seguro que ella se haría zombi y me buscaría para poder devorarme los sesos.

Sinceramente nunca la he olvidado y a pesar de que en esta vida no pienso complicarme la existencia, sigo teniéndola en mi mente, sin ir más lejos,  creí verla  el otro día de funcionaria en la Xunta de Galicia. Esto sigue siendo difícil, espero que no me llamé, no quiero verla...quisiera seguir disfrutando de mis rollitos de primavera.

Un abrazo,

Rato Raro





domingo, 13 de marzo de 2011

Memorias de un parado cualquiera


Hoy ha sido un mal día. Me han invitado a marcharme de mi nuevo trabajo. ¡Para una puta vez que había conseguido un empleo estable de 6 días a tiempo  parcial!, mi jefe me dice que no he superado el período de prueba.

¿Ahora sin trabajo que hago? Supongo que lo de siempre...ver la televisión.

La tele para mi es un grandioso invento que me permite enterarme de todo lo que me quieren mostrar los que manejan los hilos, sin verme obligado a utilizar la única neurona que aún resiste en mi cerebro.

Pues nada, me dejaré caer en mi sofá y empezaré a practicar mi deporte favorito “hacer zapping y decidir cuál es el programa que solo vería bajo tortura en Guantánamo”. Posiblemente, el resultado final, sea el programa que tiene mayor audiencia.

Al día siguiente, me despertaré temprano, porque todavía mi mente, estará programada para levantarse a las 7:00 h, hora a la que me sonaba el maldito despertador cuando iba a trabajar. Como no tendré nada que hacer, encenderé  la televisión y veré las noticias. Antes me era imposible porque me levantaba con el tiempo justo para ducharme y tomarme un café mientras me vestía.

Me pregunto quién coño programa las noticias para esas horas, si los únicos que las ven son los parados, jubilados, tíos que vienen de juerga (todavía morados y se tragan cualquier cosa) y enfermos en hospitales que matan el tiempo, mientras la Seguridad Social trata de acabar con sus vidas.

Luego alrededor de las 12:00 de la mañana, cuando se supone que todos esos locos bajitos estarán en el colé, la tele no para de echar cosas dirigidas a ellos. Supongo que como en cuestiones como la política, la economía ect, aquí también hay falta de dialogo social. Lo lógico sería que las cadenas de televisión se sentarán a negociar con los profesores para unificar horarios, pero vivimos en un país en el que nadie quiere entenderse.

Justo después de la programación infantil, comienzan los programas de marujeo. Esos que nos impiden que vayamos hacer la compra, limpiar la casa, cotillear con nuestros vecinos,... Son como una maldita droga, cada día que pasa tengo la necesidad imperiosa de saber todo lo que ocurre en Ambiciones, de si éste o aquél se han puesto los tarros, de si Ana Obregón se ha vuelto a someter a una nueva operación de cirugía estética, ¡dios, no puedo dejarlo!

¿Por qué lo hacen?, ¿quieren que nos muramos ahogados entre la mierda de nuestros hogares o por inanición y así ahorrarse el pago de nuestro subsidios o pensiones? ¡Joder!, esta puta crisis nos va acabar aniquilando a todos.

Por la tarde, veré algún culebrón o alguna peli que me deje anestesiado en el sofá. Si esto no funciona, pondré la teletienda, sus efectos  aunque más efectivos, son más demoledores para mi pequeño cerebro.

Yo creo que lo de los culebrones, es algún tipo de venganza de algún hechicero o chamán, de cuando los españoles conquistaron y espoliaron sus pueblos. Estos se dedicaron  a escribir miles de guiones con el objetivo de destruir de un modo despiadado la civilización de su enemigo.

Supongo que nos lo merecíamos. Pero, ¿Por qué no le pusieron los putos culebrones a Pizarro o a Hernán Cortes?, ¡joder!, yo no tengo nada que ver con la conquista. Creo que quién planeo esto, hizo bueno el dicho de “la venganza es un plato que se sirve frío”.

Al llegar la noche, me acabaré tragando la repetición de algún programa que haya visto a lo largo del día, para poder fijarme y reflexionar sobre los matices que he dejado escapar cuando me han llamado al teléfono y me han hecho un ofertón para ver todos los partidos gratis de la liga BBVA durante los seis primeros meses, si permanezco en el nuevo operador tan sólo durante cinco años.

Por culpa del señor Zapatero, estoy condenado a tragarme todo lo que vomita la televisión, incluidos los anuncios que tratan de hipnotizarme para que acabe gastándome, los cuatro duros que cobro con mi prestación de desempleo, en alguna cosa que no necesito para nada.

Y así paso los días, tragándome lo que ponen, día tras día, hasta que algún patético empleo me prive de los maravillosos momentos que paso frente a mi mejor amigo, la televisión.

Un abrazo,

Rato Raro

sábado, 19 de febrero de 2011

SEXO NO, GRACIAS


La semana pasada me sentía completamente vacío, solo, como un cleenex usado, al que siempre acaban tirando por el retrete. Sólo tenía un deseo: ENCONTRAR EL AMOR VERDADERO...No paraba de preguntarme: ¿será posible?, ¿qué puedo hacer para encontrarlo?

Mientras volvía a ver la telenovela “Cristal”, tratando de encontrar respuestas, asumí que mi madre tenía razón cuando me decía que uno debe ser muy respetuoso con una chica si esta te gusta y que nada de besitos hasta después de un mes saliendo juntos. Sólo así, uno podía encontrar el amor verdadero y no caer en el fornicio.

Así que decidí volver a la antigua usanza: SEXO NO, hasta que encontrase a una tía que me demostrase que realmente le importo. ¡Estoy harto de ser tan sólo un cuerpo y unos ojos bonitos!

¿Os creéis que fue fácil para mi tomar aquella decisión?, Pues la verdad es que no, el celibato voluntario es una promesa muy seria.

Pero amigos, por desgraciada, siempre parece haber una confabulación interplanetaria que me impide cumplir todas mis promesas.

Justo la primera noche que decidí salir de fiesta en plan frailecillo, conocía a: “LA CACHONDA”. Tenía un tremendo trasero, unas piernas de escándalo, unos pechos que daban ganas de abrazarlos sin soltarlos nunca y unos labios carnosos que se los comería a mordiscos.

¡Siiiiii!...Me apetecía desnudarla allí mismo, pero me había hecho una promesa y no podía traicionarme. Así que, no tuve más remedio que dejarle claro que por el momento no quería NADA DE SEXO. Lo peor, es que ella a pesar de que podía elegir a cualquiera de aquel pafeto, le dio morbo la situación y me dijo:

-     Lo comprendo y lo respeto, ¿quédanos mañana para tomar un coffe?

Flipe, babee, alucine y no tuve más remedio que cogerme a la barra después del impacto emocional que acaba de sufrir. Entonces pensé: ¡a esta tía, me la tiro pero ya! Reflexioné..., fui fuerte y le dije:


-      Si no te importa quedamos mejor a tomar una limonada, que a mi el café me excita demasiado y después no puedo...


En ese momento me miro con cara libidinosa, me mando callar y me dijo:

-   Está bien, quedamos mañana para tomar una limonada.

Camino a casa, me fui comiendo la cabeza y no paraba de repetirme:

-   Ésta con lo buena que esta, seguro que es una creída, no tiene conversación, es tonta del culo, la típica conejilla de playboy que solo sabe...¡Dios, yo busco algo más profundo!

Pero resulto que nada más lejos de realidad,  cuando quedamos la tía empezó hablarme del Ying y el Yang, del Dalai Lama, de Liu Xiabo, de que si el ser humano vive por y para el amor incondicional y universal ¡Yo no podía más!, ¿cómo es posible que una tía que está tan tremenda, tenga tan buen Karma?, ¡Dios, son dos conceptos que no pueden ir juntos, como Lucia Lapiedra y sus bragas, cada una va por su lado.

Me pregunté si mis amigos le habrían pagado, pero luego pensé ¡si tienen alergia a soltar un euro!, sería tal vez una cámara oculta o ¿acaso era la hermana secreta de Beyonce? A esas alturas ya estaba todo pinocho, no podía más y me empecé a decir a mi mismo:

-   ¡Es la madre de mis hijos!

Pero la verdad, creo que lo único que estaba realmente haciendo era darme razones para subirla a mi “loft” y enseñarle mi pijamita. Volví, una vez más, a utilizar el mismo truquito:

-   ¿Sabes que tengo una terraza con unas maravillosas vistas a la ría?

¡Dios!, fui demasiado lejos, estábamos yo y la cachonda en la terraza viendo la puesta de sol. Le repetí varias veces que no quería sexo por sexo, que era mucho más que un cuerpo bonito. Pero ella, insistió después de pasar su mano por mí...rodilla y me dijo:



-       Si es lo que el cuerpo te pide y me dices que no, es que tu mente te esta controlando. Susurro: déjate llevar

Llego el momento “X”y me di cuenta que solo tenía dos opciones:


  1. Echarla de mi casa y mantenerme fiel a mis convicciones.
  2. Hacer lo mismo que cuando me prometo que voy a dejar de fumar: el próximo lunes empiezo.


Obviamente me decante por la segunda y tuve que terminar con la faena. Por desgracia una vez más volví a traicionar mis principios, pero no he parado de sonreír a lo largo de esta semana, ¡mama lo siento!

Un abrazo,

Rato Raro