jueves, 4 de agosto de 2011

El Piu Bello (Un viaje a Sardegna: Día 2 Cagliari –Villasimius - Muravera)

Nos levantamos a las 8:45h, nos duchamos y bajamos a desayunar. A mi como me gusta desayunar ligerito, tome sólo un chocolate, dos minicroissants, un pedacito de bizcocho de chocolate, una mus de la que no logré identificar su sabor, un flan, un platito de bacón y para terminar un poquito de sandia, melón y piña.

Cuando comenzaba a tomarte la frutita, Soyunmendrugo me dijo:


-Creo que un monstruo quiere salir de mis entrañas


-¿Cosa?


-Nada hombre, que la tortugita está asomando la cabecita.


-Perdona, debo estar dormido, ¿qué coño me estas contando?


-¡Joder tío!, ¡pareces papaostias!, ¡TENGO GANAS DE CAGA!


-¡Oye tío!, ¡no hace falta que  radies a todo el hotel tus necesidades intestinales!

Él subió a la habitación del hotel, a dar rienda suelta a su ano, mientras yo tranquilamente seguía desayunando.

Cuando terminé, subí a la habitación. A medida que me iba acercando, se hacía más y más fuerte un profundo y desagradable olor. Llamé a la puerta, Soyunmendrugo tardo bastante rato en abrirme, supongo que por no había terminado de hacer todas sus necesidades. Mientras esperaba aguantaba la respiración todo lo que me fuera posible. Por momentos tuve miedo de volver a respirar, pero soy dependiente al O2, así que tuve que volver abrir las fosas nasales y joderme. Al abrirme la habitación, esta desprendió un tremendo olor a... La alarma del hotel no tardo en sonar ni un segundo, llamando a la puerta, acto seguido, dos personas del hotel. Nos preguntaron qué de donde provenía ese olor, yo como no me expreso muy bien en italiano, me limite a señalar el culo de Soyunmendrugo con el dedo.

El personal del hotel acompaño, con la nariz tapada, a empujones a Soyunmendrugo a la calle y le dijo que no volviese hasta dentro de un par de horas.

Como nos habían echado del hotel y faltaban más de 3 horas para recoger el coche de alquiler que habíamos reservado, decimos ir al centro de Cagliari. Tuvimos que ir andando, porque todos los buseros le negaron la entrada a Soyunmendrugo. Su trasero seguía oliendo y no querían poner en riesgo los conductos respiratorios de los demás pasajeros.

Llegar al centro desde hotel, lleva aproximadamente unos 40 minutos. Mientras caminábamos intentaba estar lo más alejado posible de Soyunmendrugo, no corría el aire y la intensidad del olor aún que había disminuido, seguía siendo bastante fuerte. Mi estrategia fue la siguiente: caminar muy despacito, sabía que él no aguantaría ese ritmo, con lo que fue todo el camino SOLO, y digo SOLO de forma literal, porque la gente, los pájaros, insectos y demás seres vivos, se iban apartando a su paso.

Nuestra primera parada fue en el anfiteatro romano, decidimos no entrar, porque desde nos encontrábamos lo veíamos todo perfectamente. La siguiente parada fue el museo arqueológico de Cagliari. Cuando entramos no había nadie en la puerta por lo que no pagamos ningún tipo de entrada. Esto me parecía muy emocionante, me recordada a cuando entre con el señor Razonesobvias por la puerta de salida en un museo de Florencia. No nos dimos cuenta hasta que llevábamos recorrido más de la mitad del museo y nos preguntamos por qué todo el mundo iba en dirección contraria a la nuestra. En un primer momento, pensamos que esto era así porque los italianos eran raros, pero después vimos unos carteles que ponían EXIT con unas flechas que indicaban hacía donde nosotros habíamos entrado. ¡Supongo que la final los raros éramos nosotros!

La razón por la que no había nadie en la puerta en el museo de Cagliari, era simplemente porque ese día era gratis, algo que me negué asumir durante la visita y decidí vivir intensamente el museo como si me hubiera colado.

Después nos fuimos a tomar due birre a una de las terracitas más céntricas de Cagliari. Nos cobraron 9€ por las dos. A Soyunmendrugo casi le da un patatus cuando pido il conto. Hizo el amago de que le faltaba la respiración, pero como vio que yo me negaba hacerle el boca a boca, se recupero al poco tiempo con una mala hostia de cojones.

Cogimos un autobús, Soyunmendrugo tan solo olía a sudor, y fuimos hasta el aeropuerto, lugar donde teníamos que recoger el coche de alquiler. Nos dieron un Fiat Panda, color azul pitufo, a mi me dejo prendado desde el primer momento, solo subirme en él y me empancé a sentir Lewis Hamilton.

Antes de empezar a conocer la isla, fuimos hasta el hotel, a recoger las toallas, bañadores y demás cositas para la playa. Después fuimos a un supermercado que había al lado del hotel, porque yo necesitaba comprar un cepillo de dientes, en mi neceser solo había puesto su capucha cuando hice la maleta. También aprovechamos para comprar protector solar y proteger así nuestros cotizados cuerpos.

Como no teníamos claro a donde dirigirnos en nuestro primer día con coche, decidimos volver al hotel y pedirle al recepcionista que nos recomendará algún sitio. Él nos dijo que fuéramos a la zona de Villasimius, que era PIU BELLA. Con el tiempo y después de haber escuchado la radio en Italia durante horas, me di cuenta que estas dos palabras eran las que más repetían los italianos. Entendí que ellos, sienten que todo en su país es hermoso, por lo que yo para integrarme lo máximo posible en este ambiente, decidí llamarle a Soyunmendrugo PIU BELLO. Soy consciente de que se parece más a un würstel, una especie de perrito caliente con patatas fritas que se come en la isla, pero creo que todo el mundo, a pesar del olor que pueda llegar a desprender, tiene derecho a su momento de gloria, así que durante todo el viaje deje de llamarlo por su nombre y lo pase a llamar PIU BELLO (de que aquí en adelante Soyunmendrugo pasa a llamarse PIU BELLO en este y sucesivos post sobre nuestro viaje a Cerdeña).

Coger el coche en Cerdeña es una autentica locura, los isleños están completamente zumbados, no respetan ningún tipo de norma, para ellos no existen los límites de velocidad, las líneas continuas, los arcenes etc. El camino hacia Villasimius fue una autentica tortura, mi copiloto el PIU BELLO, iba literalmente con sus aceitunas puestas como corbata.

A las 15:30 horas, decidimos parar en una playa de Villasimius, nos tomamos un baño y buscamos un sitio donde poder jalar. La arena quemaba de cojones y no te quedaba otro remedio que ir corriendo hasta cualquier sitio, si no querías que tus pies se quedasen carbonizados. Buscamos en la playa un chiringuito donde poder comer, pero nos resulto imposible, y bastante agotador (por las carreritas que había que pegarse). Ninguno de los tres que había, tenían bocatas, y el restaurante que había cerca, cerraba a las 15:30 h. Nos tuvimos que joder y nos quedamos sin comer. Yo lo pasé bastante mal, si llego a saber esto, no hubiera desayunado tan ligerito.

Al poco tiempo nos fuimos de la playa, al PIU BELLO, no le gusta parar durante mucho tiempo en ningún sitio. Esta vez cogió él el coche. Cuando llevaba conducido apenas unos 100 m, empezó a decir todo tipo de improperios contra los otros conductores, sin darles tregua ni tan siquiera un solo nanosegundo.

Hicimos varias paradas por distintos sitios de Villasimius, disfrutando así del bello paisaje de este lugar paradisíaco.

A las 17:00 h, todavía sin comer, decidimos ir a Muravera, que estaba situada aproximadamente a unos 50 km al norte del lugar donde nos encontrábamos. El trayecto nos llevo a aproximadamente una hora. Atravesamos con el coche el pueblo que no parecía gran cosa y paramos en la primera playa que encontramos. Antes de depositar nuestros tremendísimos cuerpos (en el caso del PIU BELLO, digo esto por sus dimensiones) sobre la arena, fuimos al primer chiringuito que encontramos y pedimos due birre Ichunsa. Vimos en un cartel que había también bocadillos y hamburguesas, lo leímos con gran emoción porque todavía no habíamos comido. Como no teníamos ni puta idea de lo que llevaban los bocatas, decidimos pedirnos unas hamburguer porque ahí jugamos sobre seguro, o por lo menos eso creíamos. Mientras esperábamos, se nos empezaba a caer la baba con la emoción de que por fin íbamos a hincar el diente, pero cuando vimos al camareri sacar dos hamburguesas precocinadas del congelador, nuestra alma se cayó a rolos por la arena. La puta hamburguesa no sabía a nada, supongo que debimos ser los únicos desesperados hambrientos  imbéciles que pedimos la mierda esa, durante los cinco últimos años. A pesar de eso, la terminamos, teníamos que engañar a nuestro estomago.

Después nos bañamos y descansamos un buen rato en nuestras toallas, en una playa que en comparación con las que habíamos visto en Villasimius parecía de lo más vulgar. Yo me quede roque casi al instante, una hora más tarde, cuando abrí mis preciosos ojos verdes, PIU BELLO ya estaba vestido, esperando por mi para pirarse.

Volvimos a Cagliari por una carretera infernal, llena de curvas, y de italianos colgados que me hacían perder los nervios, recorriendo mi mente una serie de pensamientos impuros...¡Ojala te venga otro puto loco de frente y te estrelles, MAMÓN!

Cuando llegamos a Cagliari, encontrar el hotel no fue nada fácil. Como me pasa habitualmente cogí siempre la dirección incorrecta, lo que nos hizo estar un buen rato, dando otra vez más vueltas por Cagliari, ¡por lo menos esta vez no era en un jodido autobús!

No se si por azar, o por lo que una vez la suerte estaba de nuestro lado, al final encontramos el camino. Subimos al hotel, mientras nos prometíamos dar un homenaje a nuestros estómagos por la noche, a pesar del riesgo que esto podría suponer para mi salud y la del resto de los isleños, cuando el PIU BELLO evacuara.

Nos duchamos, y salimos a buscar un sitio para cenar en las proximidades del hotel, siendo conscientes  que por lo visto la noche anterior, no había gran cosa. Al final, después de no encontrar nada durante un buen rato, decidimos probar en el restaurante que habíamos visto al lado del gimnasio la noche anterior. Cuando entramos, nos sorprendió gratamente, el local estaba lleno de italianos comiendo unos platos  piu bellos. Pedimos mesa, nos sentamos y tratamos de comunicarnos con el camarero. Primero nos pregunto si queríamos pizza o algún plato, a lo que le contestamos “de plato”. Le pedimos una carta, pero el jodido waiter se hizo el sueco y al final, no se como ni por qué, acabamos tomando un surtido de 10 platos, estilo tapas, con comida típica de la isla. Para acompañarlo, nos pedimos un vinito sardo que nos bajo bastante bien. Nos comimos todo, hasta la última miga de pan, ¡estaba buenísimo!, bueno salvo una especie de carne enrollada que no nos hizo puta gracia. Le preguntamos al camareri en inglés que tipo de carne era esa y él nos dijo “bear”, o por lo menos eso le entendimos los dos. El PIU BELLO me comento entonces una absurda teoría, en la que explicaba que el camarero quiso decir beef pero dijo bear. Como esta carece de ningún tipo de sentido, no voy hacer ningún tipo de comentario más al respecto.

Volvimos al hotel, nos metimos en la cama y  antes de apagar la luz, le pregunte al PIU BELLO:

-   ¿A qué hora quieres levantarte mañana?

-   A las 9:00 h

Así que puse el despertador a las 8:30 h, apague la luz y me entregue a los brazos de Morfeo.

Un abbraccio,

Rato Raro     

2 comentarios:

Soyunmendrugo dijo...

Por fin vuelvo a ser un mendrugo

jaramos.g dijo...

¿Cómo le pueden pasar a una persona tantas cosas en tan poco tiempo? Nada más a los dos Mendrugos, el sí y el no,jeje. Salud(os) desde el sur de España, no sé si un poco parecido al italiano.