Como todas las Navidades quedé con un par de amiguetes para dar un
rule por el centro de la City. Nuestro punto de encuentro fue la Puerta del
Sol, que está justo al principio de la emblemática calle del Príncipe, ambientada
por estas fechas con sus lucecillas y adornos navideños. Mientras los esperaba,
me pareció ver a un renacuajo que no alcanzaba dos palmos de altura con un
gorrito de Papa Noel que le llegaba hasta las rodillas. Intenté no darle mucha
importancia y seguí esperando.
A 50 metros vi una pandilla de ocho chicos, de Latins Noels, que perseguían
con la mirada, el lindo trasero de una chiquilla con cuernecillos de reno en la
cabeza. En ese momento me empecé a preocupar. Por si algún despistado se
cuestiona por qué, os responderé como
buen gallego, no con otra pregunta, sino con tres (¡soy de Vigo que coño!): ¿Qué
sentido tiene ir con gorrito de Papá Noel sino tienes más años que Matusalén, no
eres rechonchete, no vives en Groenlandia, no convives con renos y no estas
casado con una mujer que es calcomanía tuya a la que solo le falta tu barba? (si
esto último te sucede, no eres Papa Noel, eres un pobre desgraciado con una
mujer muy fea), ¿Por qué ponerse un ridículo gorro para ir de caza?, ¿A caso
los Masái Mara llevan un gorrito estilo Noel cuando clavan sus lanzas en el
animal más bello de la sabana?
Pero lo peor estaba por llegar. En una esquina, veo a un señor con
un gorrito encorsetado de Papá Noel con trenzas, regañando a su chiquillo al
que llevaba de la mano... ¡Luego la gente se extraña de las cosas que ve en
Hermano mayor!, ¿Cómo un niño puede tomarse en serio a un padre cabezón que le
riñe con un gorrito ridículo?... ¡Es surrealista!
¡Gracias a Dios!, llegaron mis colegas, y para huir de aquel
esperpento, decidimos meternos en una cafeta a tomar unas birras. Pero no
tardamos mucho en ver a un señor con traje y corbata... y con un gorrito de
Papá Noel con lucecitas...Fue entonces cuando decidí retirarme para mi Kelly.
Pillé un bus y cuando me estaba acercando al único asiento libre, veo en la
última fila a una chica durmiendo con un gorrito de Papá Noel que le estaba
metiendo el pomponcito que tenía por adorno en la boca de la señora que tenía a
su lado. Dos paradas más arriba, la mujer murió por asfixia y vergüenza (por no
pedirle a la friki que le retirase el pompón que tenía incrustado en su laringe),
convirtiéndose así en la primera victima de estas Navidades.
Conciudadanos, blogueros y demás habitantes de este desolado mundo
en crisis ¡qué estamos en Navidad!, ¡celebrar el nacimiento del Niño Jesús no
significa hacer el “gili”! Nos tendría que dar vergüenza ver a nuestros hijos
con un gorrito ridículo. ¿No estarían más guapos con 5 pendientes, 3 percing y
un tatuaje de Doraemon?
Un abrazo y felices fiestas,
Rato Raro
PD: LLEVAR GORROS DE
PAPA NOEL PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD. Hace más de 5 años, decidí
irracionalmente salir con un gorrito de Papa Noel la noche de fin de año. A
un colega borracho no le ocurrió mejor
idea que bautizarme con el nombre de PAPA HOSTIAS y decir a todo el mundo que
darme un par de collejitas les traería suerte el resto del año. Desde aquella
noche no he vuelto a ponerme un gorrito rojo en la cabeza, ni salir de casa en
fin de año. ¡Y NO!, ¡PEGARME COLLEJAS NO SOLUCIONA LA CRISIS!
4 comentarios:
Jajaja, ¿quién te puso lo de Papa Hostias?
Pues quién iba ser...el señor Larrito.
Un abrazo,
Rato Raro
Si al final nos vamos a parecer tú y yo ... ¡Detesto los gorros de Papá Noel!
Y eso que no tengo una anécdota como la tuya para contar, pues nunca me he puesto uno.
¡Vivan los Reyes Magos!
¿Qué coño pinta aquí ese señor de rojo y sus accesorios?
Defenderé siempre a los Reyes Magos.
Abrazos.
Estoy contigo, yo también soy de los Reyes Magos. Por lo menos ellos no fomentan la obesidad infantil como el gordo ese del gorrito rojo ¡Y no!, ¡no tienen nada que ver con el caso Urdangarin!
Un abrazo y feliz año,
Rato Raro
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