sábado, 7 de enero de 2012

Al otro lado de la barra

Tener acidez de estomago, ayuda a mejorar tu salud y la percepción de la realidad. Me he dado cuenta de esta gran verdad, durante las noches de Fin de Año y de Reyes. Mis problemillas de salud me han obligado a beber con moderación, lo que me ha permitido ver  tipos de dimensiones del mundo de la noche, que hasta hoy, eran para mí, desconocidas.

La fauna crepuscular me apasiona. Una de las subespecies nocturnas que más me ha llamado la atención, ha sido la camarera de discoteca. Este curioso animalejo, se pavonea por las noches delante de machos alfa que le piden copas, mientras le miran, si en al más mínimo disimulo, su trasero, cuando estas cogen las botellas, y sus pechos, en el momento en el que les ponen sus cubatas (lo que vulgarmente se llama un súper 3). Este tipo de reacciones por parte de los machos cabríos, las van convirtiendo en el ser más creído que existe en la sala, hasta al punto de creerse Diosas. Esa es la razón de que nos miren como perdonándonos la vida cada vez que nos sirven ¿No se darán cuenta de que son las únicas que curran cuando todos los demás estamos de fiesta? ¿Y qué miden 20 centímetros menos cuando salen de detrás de la barra?

Tengo que reconocer que se mantienen monísimas durante toda la noche, mientras, el resto de los mortales, nos vamos deteriorando como los personajes de Walking Dead. Pero estoy seguro de que recién levantadas son como la novia de Chucky, al fin y al cabo todos acabamos descomponiéndonos.

Mi última noche de marcha, me pase moviendo los brazos más de media hora para pedirme un Campari, pero ninguna de las camareras se me acercó. Estaban todas con unos metro-gilis tomando unos chupitos. Supongo que o bien no me veían o bien pensaban que estaba haciendo señales algún avión para que aterrizara.

Queridas camareras de locales de ocio nocturno: ir a joder a otro a vuestra casa y hacer caso a vuestros clientes. Porque de gente como yo y de mis poco agraciados amigos, sale vuestro sueldo. Y a los tontos que  tenéis la esperanza de que os pongan una copa, deciros que mejor os vayáis a bailar a la pista, por lo menos vuestros movimientos de brazos van a cobrar algún tipo de sentido. Y sobre todo, recordaros, que la camarera esa que tanto os gusta, esta liada con el cachas de la puerta.

Un abrazo,

Rato Raro


14 comentarios:

Soyunmendrugo dijo...

Qué mala persona! Las camareras son seres adorables dentro de esa fauna crepuscular. Es cierto que algunas te pueden mirar mal, pero la mayoría te sonríen, te sirven de la botella que nos es garrafón o, incluso, te invitan a copas. Y no, recién levantadas no pierden el más mínimo atractivo.

Rato Raro dijo...

No me refiero a las camareras en general, sino a esas chicas tan monas que ponen en las discotecas, lugares que yo sepa nunca frecuentas querido amigo.

Un abrazo,

Rato Raro

Rato Raro dijo...

Y, por favor, tómalo con humor, porque lo escribo no es más que una burda una exageración de la realidad.

Y quiero dejar claro que no tengo nada en contra de ninguna camarera.

Un abrazo,

Rato Raro

mi yo del pasado dijo...

Fauna crepuscular... muy correcta denominación.

Ayer estuve en un pub. Allí no se iba a dar fatiga a la camarera, cada uno a lo suyo y el dueño del pub al de todos.

Quizas por la ausencia de depredadores nocturnos la camarera estuvo especialmente amable y servicial. Hasta tal punto de invitarme a dos cervezas. Cosa que llamó notablemente mi atención.

A partir de esas invitaciones cerveciles centré mi atención en ella, no para acosarla, sólo para contemplarla. Vi que se salía del pub para sentarse en un banco y fumarse su cigarro tranquilamente. Entonces la belleza de ese momento me abrumó y entendí que las camareras, como todo el mundo, se cansan de tanta adulación.

Yo sí entendí el tono de tu entrada :)

Saludos
Pere

Lorenix dijo...

Tu blog me gusta, también me pasearé por aquí. Gracias por visitarme en Invisiblelorenix.

Manuela Mangas Enrique dijo...

Querido Rato Raro:

Durante varios años yo formé parte de la fauna crepuscular, pero quiero pensar que era el animalito más majo de la manada. Luego me eché novio, después marido, y dejé de frecuentar ciertos bares para empezar a disfrutar de otras cosas que pensé que no existían. Ahora me he hecho mayor y soy un bicho rural tranquilo, aunque guerrera cuando procede.

Me sigues sorprendiendo: cuando pienso que no puedes escribir nada más gracioso, leo otra entrada tuya y me descojono, perdón, quise decir me desternillo (qué van a pensar mis colegas).
Decía Víctor Hugo que hacer reír es hacer olvidar, y es un bienhechor el que en el mundo puede distribuir el olvido.
Luego vas y dejas en mi blog un comentario tan mono...
En fin, que eres muy rico.

Un abrazo.

Gorka dijo...

Me he reído un rato, curioso (y buen) artículo.Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

Siberia dijo...

Te llevo leyendo un par de días, y me gusta lo que veo.
Siberia
http://siberirish.wordpress.com/

Cristina dijo...

Rato Raro, a mí me pasa exactamente lo mismo, soy chica y pequeña, con lo cual no me ven, no me sirven, es lo que hay. Me has recordado un grato momento con esa imagen de la novia de Chucky.
Un beso!
Quejica
http://soyquejica.blogspot.com

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Qué bueno lo de las señales al avión para que aterrizara, :D ¡muy bueno!


Y es verdad, las camareras esas de las que hablas son unos seres muy sobrevalorados, en realidad ni siquiera son seres, en muchos casos son hologramas sin sentimientos ni corazones ni calorcito ni nada.

Y oye, qué sorpresa la banda sonora que se oye al entrar en el blog, le da buen rollo y ganas de pedir un carajillo o algo.

Un abrazo

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

...no gusto de las discotekas ni nada que se le parezca. Yo casi siempre alcanzo a verlas en la entrada de los casinos y las máquinas de azar. ¡Y vaya que en todas partes son iguales!

Saludos.

Rato Raro dijo...

Pere, según lo que comentas, yo nunca podría ser camarero, porque no me canso nunca de que me adulen...Je, Je

Gracias Lorenix, Gorka, Belén y Oscar por pasaros por aquí y dejarme tu comentario. Prometo devolver la visita.

Manuela, creo que tengo más de mono que de rico...Je, Je. Me alegro de que mis post consigan robarte una sonrisa.

Quejica estoy seguro de que el camarero de la barra se fija antes en ti que en mi.

Ximo me ha encantado tu descripción de las camareras de discoteca, para mi has dado en el clavo. Eso sí, exceptuando a Manuela, que era la única camarera maja del lugar.

Un abrazo,

Rato Raro

Manuela Mangas Enrique dijo...

Querido Rato Raro:

Quizá me expliqué mal, pues nunca he sido camarera. Quería decir que formaba parte de la fauna crepuscular porque me gustaba salir a bailar por los bares (no sé fumar ni beber) hasta altas horas de la madrugada.

Gracias, de todos modos, por lo que me toca.

Rato Raro dijo...

Perdona Manuela, fui yo quien te entendió mal.

Un abrazo,

Rato Raro