Si el último de mis post estaba dirigido a los más pequeños, en este he creído necesario advertir a los jóvenes universitarios de lo que aparentemente un inofensivo Erasmus puede ocasionarles a sus vidas.
Si amigos lectores, hoy os voy hablar del Erasmus, ese viaje de estudios que sólo sirve para romper parejas y amigos a los que luego nunca más volverás a ver y que te acabaran borrando de su facebook.
Que me haya puesto a escribir este post no es algo premeditado, sino simplemente fruto de la casualidad. Os cuento, ayer por la tarde estaba aburrido, agobiado...necesitaba un poco de aire, así que decidí salir a dar una vuelta de incógnito, quería estar sólo, no tenía ganas de aguantar los berrinches de mis múltiples admiradoras. Así que cogí unas gafas de sol y una pamela de paja amarilla, lo típico que me suelo poner para que no me conozcan, y salí a la calle.
Me apetecía un poco de intimidad, me metí en un cervecería y me pedí una Belle-Vue fresquita, una cerveza belga de cereza que me suelo tomar cuando quiero disfrutar de algún bello momento conmigo a solas. Cuando estaba saboreando mi primer trago, se me acerco una pareja de veinte poco añeros y ella me dijo: “Perdona, ¿Eres Rato Raro? y yo le conteste: “Señorita, ¿usted cómo lo sabe?, ¡si vengo de incógnito! En ese momento me dice su novio: “Nos hemos dado cuenta por lo que pone en la camiseta – Hola soy Rato Raro y mi blog es rato-nosoyunmendrugo.blogspot.com- “
Ante tan brillante deducción me quede atónito, estaba perplejo como un cangrejo. ¡Para que luego digan que la juventud de ahora no es nada espabilada! Merecían que les prestará mi atención y eso como saben los que me conocen no es muy habitual.
Les pregunte: “¿Qué que querían?”, el joven me miro, yo mire el escote de la joven, y me dijo: “Rato, por favor, danos unos consejitos...Mi novia se va de Erasmus en octubre y no sé como lo vamos a llevar”. En ese preciso instante se me puso la piel de gallina, eso unido a la pamela amarilla me hacía cada vez más parecerme a la gallina Caponata. Mire a la parejita, en especial a ella, y les dije: “Vamos aquella mesa del fondo y hablamos, tu chaval siéntate en la silla y tu bonita ponte aquí en mis rodillitas”.
Mire fijamente a los ojos al chico, no porque me gustaran, sino porque consideraba que aquel momento requería la máxima seriedad e interconexión neuronal. Le volví a preguntar: “¿Tú chica se va de Erasmus?”, y el me respondió cabizbajo: “Si”. Suspire durante un microsegundo antes de empezarle a desvelarle todo lo que posiblemente le iba a ocurrir. ¡Odio ser sincero en estas situaciones!, ¡pero comprenderme, alguien tenía que decírselo!
No quería ser demasiado brusco, así que le empecé contando que con un 98,732% de probabilidad, su novia le iba a poner más cuernos que un saco lleno de caracoles, que iba tener cuernos para aburrirse, que sus días de pareja estaban contados. Quise sacarle hierro al asunto y le empecé a contar el lado bueno de todo esto, la cantidad de dinero que se iba a ahorrar en el regalo de cumpleaños, el de aniversario, el de San Valentín, el de Navidad... además del tiempo y ansiedad que también se iba a ahorrar en buscar un regalo que un 90,27% de probabilidad su pareja acabaría aborreciendo.
En ese preciso momento, los dos se levantaron, salieron corriendo de la cervecería con lágrimas en los ojos, parecían Pedro y Heidi cuando supieron que tenían que separase. Yo me acabe la cervecita y me fui a la cama frío, distante,... Me repugnaba la idea de la inconsciencia que viven aquellos novios/as que dejan marchar alegremente a sus parejas de Erasmus.
Por todo esto, hoy me apetece avisar a todos mis lectores de los primeros síntomas en los que un Erasmus esta empezando a destruir una relación de pareja. “¡Oh Erasmus, ese maldito viaje que hace que tu pareja al extranjero que por querer aprender una lengua acaba probando todas!”
Síntomas de que por culpa de un Erasmus tu relación se esta acabando:
1) Tú chico/a pasará de llamarte una vez al día, a llamarte una vez por semana, ya no te echa de menos, ha encontrado gente con la que “divertirse”.
2) Cuando lo/a llamas, en vez de escuchar el silencio del fondo de una biblioteca, escuchas un pub inglés, con música de los Village People y a un inglés/a borracho/a que le dice “I love you”.
3) Cuando lo vuelves a llamar por teléfono se pone el inglés/a borracho de antes.
4) No te insiste en que vayas pronto a verle y cuando te decides a ir, te pide que le lleves un buen jamón ibérico y una botella de Ribera del Duero que no compartirá contigo, sino que se lo comerá y beberá un amigo/a noruego que ha encontrado en el metro.
5) Por último, te llamará y te dirá: “Mira que voy a quedarme 3 meses más, quiero aprender noruego, perdón inglés”. Ahí te preguntarás porque no le habrías hecho caso a Rato aquel 11 de septiembre a las 2:17 de la tarde. Te hubieras ahorrado ese regalo de navidad.
Espero que os hayan gustado mis consejos, se despide de todos vosotros, alguien que nunca fue de Erasmus pero que si pudo disfrutarlo en su país, ¡perdona James!, las hormonas me traicionaron.
Un abrazo,
Rato