domingo, 19 de febrero de 2012

Caminando hacia el abismo

Todo hace indicar que este año acabaremos en un precipicio compuesto por casi seis millones de parados; datos que  aunque nuestro actual presidente lamenta, aplica las mismas recetas que tanto critico del Señor de la ceja. Pero los datos son aún peores, si tenemos en cuenta que en el número de ocupados están formados por una importante representación de empleados a tiempo parcial, con contratos temporales y en algunos casos de dudosa legalidad. Lo peor, es que la mayoría son jóvenes, sobradamente preparados y los restantes no tendrán casi ninguna nueva oportunidad por su edad y formación.


Pensar que una profunda reforma laboral va a cambiar, para mejor, el futuro de los todavía trabajadores y desempleados, es una falacia. Me sorprende que alguien se pueda creer ese discurso en el que la culpa la tiene ese puñado trabajadores que tienen el privilegio de contar con un contrato fijo, con unas “altas” indemnizaciones de despido. Este argumento se resume en la idea de que los derechos de unos, suponen la precarización y el despido de otros. Siendo los empleados públicos los máximos culpables de este desaguisado, debiendo pagar por su delito, cobrando un salario cada vez menor.

Esta reforma laboral tiene el mismo sentido que uno de mis cuentecillos. Porque nuestra economía no destruye empleo por la rigideces en la normativa laboral, sino por un sistema empresarial poco competitivo.

Nuestra diferencia con el resto de países europeos que soportan esta crisis con unos niveles desempleo moderados o incluso bajos en el caso alemán, es que estos cuentan con un sistema empresarial mucho más competitivo que sabe reorganizarse para superar este bache, sin tener que bajar la persiana cuando el negocio dejé de nadar en la opulencia.

En vez, de intentar “ser mejores” (mejorar nuestra productividad, innovar, internacionalizarse...), es mejor suponer que si nuestros sueldos bajan lo suficiente, el despido es más barato y eliminamos las prestaciones, todo el mundo acabará encontrando un empleo. Tal vez, con un poco de suerte, Don Mariano, se logré crear un empleo precario y mal pagado que nos permita no vivir en la indigencia.

Un abrazo,

Rato Raro



sábado, 11 de febrero de 2012

Capítulo II: Súper Rato Raro en la Moncloa

Para los que no sois muy “avispillas”, os diré que este post se titula así porque es continuación de un post de anterior. Lo escribí bajo petición de soyquejica, así que si no os gusta, ir a su blog: soyquejica.blogspot.com y comentarle que la próxima vez, es mejor que se quede calladita.

Al día siguiente en el Palacio de La Moncloa...:

Presidente: Hoy es un gran día para la ciudadanía, Súper Rato, ha mostrado su decisión, valentía y algo que es tan raro en nuestros días, como preocuparse por ayudar a los demás. A la inmensa población de nuestro país nos gustaría poder ser tan raros como tú y poder auxiliar a todas esas niñas con problemas, que muchas veces  ni tan siquiera tienen para chuches. Es por eso que condecoro con la medalla del mérito de: “A arrimar el hombro”, a Super Rato Raro, ¡bravo hijo!, ¡bravo!

Di algo, la gente te esta escuchando

Super R.R: No merezco semejante homenaje... No me queda más remedio que devolver cuan importante distinción. Al fin al cabo, lo único que he hecho ha sido llamar por teléfono a los bomberos.

Presidente: ¡Redios!, ¡es tan Raro encontrar a alguien renuncie a lo que no se merece!

Público infantil: ¡Yo de mayor quiero ser como tú Super Rato Raro!

Público femenino: ¡Guapo!, ¡Cachondo!,..., ¡Ya no quedan machos alfo como tú!, ¡por favor, no dejes que se extinga la especie!

Grupis: ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!...¡SI PUDIERA TE QUITABA ESE PIJAMITA TAN MONO CON LOS DIENTES!

Público masculino: ¡Qué si, joder, Rato al poder!...

Y colorín, colorado, otro día ha pasado, en la vida de este súper héroe, tan raro.


Una abrazo,

Simplemente Rato Raro

viernes, 3 de febrero de 2012

Súper Rato Raro


Como estos días os he tenido un poco abandonados, al encontrarme de holydays en Roma, os dejo con todo mi cariño el  primer capítulo (que puede que sea el último) de un cuentecillo de un insólito Super héroe.

Rato era una persona peculiar, con un trabajo diferente, una familia singular y unos amigos para “darles de comer a parte”. Un buen día se levantó y bajó a la calle a llamar por teléfono desde una cabina, algo raro de cojones en los tiempos que corren. Sin embargo, en ese preciso momento,  se dio cuenta de que su vida, era demasiado rara para ser simplemente rara y a partir de ese día se convirtió en SÚPER RATO RARO.

Capítulo I. RATO RARO al rescate

Era una mañana de  inverno siberiano cuando Super Rato Raro paseaba por el parque de “O Castro”, algo totalmente extraño, teniendo en cuenta que llovía a chuzos. De pronto, se topo con la pequeña Lupita que le gritaba:

-  ¡Super Rato Raro!, ¡Super Rato Raro!, ¡por favor ayúdame!

-  ¿Qué pasa little Lupi?

-  Mi gatito Larri, se ha subido al árbol y no quiere bajar. ¡Larri!, ¡Larri!

-  No te preocupes, ¡aquí esta Super Rato Raro al rescate!, ¿me dejas tu iphone?

-  Si claro...

Súper Rato Raro marcó una especie de código secreto en aquel Smartphone, se lo llevo cuidadosamente hasta la oreja derecha y dijo:

-  ¿Bomberos?, necesito que vengan a por un gato que se ha subido a un árbol, esta en el parque de "O Castro," al lado del estanque de los patos.

Minutos más tarde...

-  Gracias Super Rato Raro, no se lo que hubiera hecho sino llega a ser por ti.

-  No hay de que Lupita. Intenta no ser tan Rara como yo, y no vengas a pasear a tu gato al parque, bajo la lluvia. Cuida bien de Larri y hasta la próxima.

Colorín, colorado, otro raro cuentecillo se ha terminado.

Un abrazo,

Simplemente Rato Raro
 


sábado, 21 de enero de 2012

¿Quién se ha llevado mis Prime?

No hay mujer que me saque más de quicio que las cajeras de supermercados. Cada viernes cuando hago mi compra semanal me veo obligado a tomarme un tranquimazin. ¡Joder que prisa tienen! Pasan todos los productos por la banda magnética, con tanta velocidad que acaban mezclándose con los de la persona que va detrás. ¡Dios mío,  es muy estresante!

Ayer me toco delante una señora que parecía la hermana mayor de la Duquesa de Alba. Y detrás tenía a un asiático. La cajera era como Lewis Hamilton, morenita, rápida y con muy mala hostia.  Pasó la compra con tanta velocidad que mientras la señora Matusalén buscaba, en su viejo monedero, dinero que todavía estuviera en curso legal, la cajera empezó a pasar también la mía. Cuando la pobre mujer se disponía a meter todo en las bolsas, la cajera ya estaba pasando la del chinito.  No daba más de si. Así que no quedo más remedio, para poder coger todas mis cosas, que lanzar una moneda al suelo, decirle que se le había caído y que se encontraba 10 m más allá. Cuando por fin ella entendió lo que le estaba diciendo, por señas, porque el sonotone no le funcionaba, el chino ya había pagado. Así que no me quedo más remedio que meter toda mi compra, en las bolsas, a ciegas.

Por culpa de la cajera, llegué estresado a mi loft, con un montón de cosas que no había comprado: una cajita de Tena Lady, un gel femenino para zonas intimas, un bote de soja, otro de salsa agridulce, carne para gato y Shahe Fen, cuando yo había comprado una botella de Campari, una caja de 24 de preservativos y un bote de Barón Dandy. Lo peor, es que yo, aún no sufro de perdidas de orina cuando estoy sobrio, soy alérgico a la soja, la salsa me gusta más bien picante, tengo una perrita y no sé que coño es el Shahe Fen. El gel entiendo que puedo utilizarlo, en el dorso pone que es no irritante y respetuoso, por lo que mis zonas más delicadas, a pesar de no ser mujer, no deberían sufrir ningún daño.

Desde este humilde blog pido a la mujer dinosaurio y al hombre del Sahe Fen que estaban en el Froiz del paseo peatonal del Calvario (en Vigo), el viernes 20 a las 18:30 horas que se pongan en contacto conmigo para poder intercambiar nuestras compras.

¡Por favor necesito el Campari y los preservativos, sin ellos estoy completamente desarmado!

Un abrazo,

Rato Raro

PD: Por el Baron Dandy, no os preocupéis, aún me queda medio bote de Brummel.


viernes, 13 de enero de 2012

LOS PIU BELLOS

Hoy voy a contar un cuentecillo fashion,  al estilo top model. Erase una vez, hace no mucho tiempo, un equipo de de guaperas que quedaron un sábado para tomar unas tapas. Primero llego ella, Xana, morena valiente, ¡QUÉ PECHOS! Al poco tiempo apareció  el mejor escritor, vivo y con raya al medio,  de novela negra de Cabanas y del extra radio de la Ciudad de Vigo, Soyunmendrugo, que entró, como siempre, por la puerta de detrás. De repente se escucho un follón de chicas arrancándole la ropa, era él, joven atractivo, ojos verdes, pelo rizo Pantene, Rato Raro que bajaba de un taxi. Ellos tres eran los PIU BELLOS.

Empezaron a tomar copas, copas, copas... y más copas. Rato Raro se levanto a la barra y pidió unas patatas picantes para acompañar, eran patatas tipo estufa. Entre los efluvios del alcohol y el calor de las bravas, los Piu Bellos empezaron hablar de lo que hicieron la noche pasada:

Xana: Sabes que pase toda la noche de risas con el último Tronista de Mujeres, Hombres y Viceversa. Estuvimos bailando toda la noche, hasta que  el “chiqui” no me aguanto más y se quedo dormido. ¡Redios!, ¿cuándo encontraré a alguien que siga mi ritmo?

Soyunmendrugo: Pues yo estuve toda la noche viendo unas pelis yo solo... ¡Joder!,.. me emocione tanto que acabe con mi último paquete de clínex. Lo peor es que al despertarme me dolía montón mi mano derecha... ¡Malditas malas posturas!

Rato Raro: Pues yo me pase toda la noche limpiando, con las vecinitas gemelas del segundo derecha. La verdad es que me hacía falta para desestresarme, pero las pobres acabaron hechas polvo.

Al rato, Soyunmendrugo se fijo en una señorita y le dijo para conquistarla:

-   Sabes que me gusta mucho trasero.

La tía, perdón el tío, de estilo a lo Mario Vaquerizo, se de dio la vuelta, utilizo la táctica Alien el octavo pasajero  y le metió el badajo de la campana en su campanario, mientras Soyunmendrugo luchaba por liberarse. Al verlo, Rato Raro se deshuevava, como no se había deshuevado en su vida.

Aprovechando que el maromo fue al WC, a cambiarle el agua al pelicano, Soyunmendrugo huyo despavorido del local. Rato Raro y Xana, al ver que su amigo no volvía, lo llamarón al móvil, y al no lograr convencerle de que regresara,  quedaron en una discoteca de moda de la que tenían pases Vips, porque Rato Raro tenía amistades en el mundo de la noche. Era muy amigo de los porteros, de las camareras de los locales de moda y por su puesto del más  cabronazo de los inspectores de sanidad de la ciudad. Y mataron las últimas horas noche, Xana y Rato Raro ligando y Soyunmendrugo llorando.

Amigos no intentéis ser como ellos, porque son: LOS ÚNICOS PIU BELLOS.

Un abrazo,

Rato Raro

sábado, 7 de enero de 2012

Al otro lado de la barra

Tener acidez de estomago, ayuda a mejorar tu salud y la percepción de la realidad. Me he dado cuenta de esta gran verdad, durante las noches de Fin de Año y de Reyes. Mis problemillas de salud me han obligado a beber con moderación, lo que me ha permitido ver  tipos de dimensiones del mundo de la noche, que hasta hoy, eran para mí, desconocidas.

La fauna crepuscular me apasiona. Una de las subespecies nocturnas que más me ha llamado la atención, ha sido la camarera de discoteca. Este curioso animalejo, se pavonea por las noches delante de machos alfa que le piden copas, mientras le miran, si en al más mínimo disimulo, su trasero, cuando estas cogen las botellas, y sus pechos, en el momento en el que les ponen sus cubatas (lo que vulgarmente se llama un súper 3). Este tipo de reacciones por parte de los machos cabríos, las van convirtiendo en el ser más creído que existe en la sala, hasta al punto de creerse Diosas. Esa es la razón de que nos miren como perdonándonos la vida cada vez que nos sirven ¿No se darán cuenta de que son las únicas que curran cuando todos los demás estamos de fiesta? ¿Y qué miden 20 centímetros menos cuando salen de detrás de la barra?

Tengo que reconocer que se mantienen monísimas durante toda la noche, mientras, el resto de los mortales, nos vamos deteriorando como los personajes de Walking Dead. Pero estoy seguro de que recién levantadas son como la novia de Chucky, al fin y al cabo todos acabamos descomponiéndonos.

Mi última noche de marcha, me pase moviendo los brazos más de media hora para pedirme un Campari, pero ninguna de las camareras se me acercó. Estaban todas con unos metro-gilis tomando unos chupitos. Supongo que o bien no me veían o bien pensaban que estaba haciendo señales algún avión para que aterrizara.

Queridas camareras de locales de ocio nocturno: ir a joder a otro a vuestra casa y hacer caso a vuestros clientes. Porque de gente como yo y de mis poco agraciados amigos, sale vuestro sueldo. Y a los tontos que  tenéis la esperanza de que os pongan una copa, deciros que mejor os vayáis a bailar a la pista, por lo menos vuestros movimientos de brazos van a cobrar algún tipo de sentido. Y sobre todo, recordaros, que la camarera esa que tanto os gusta, esta liada con el cachas de la puerta.

Un abrazo,

Rato Raro


viernes, 30 de diciembre de 2011

Hostión de Reyes

Los anuncios que vemos en la tele, están muy alejados de la realidad. Recuerdo cuando me regalaron el barco pirata de los clicks de Playmobil. Lo anunciaban como un barco que navegaba sobre el mar que un niño tenía en su habitación, con árboles y cañones que disparaban solos. Cada vez que lo veía lo flipaba. Sin embargo, en el momento en que me lo regalaron, la cosa cambio. Después de romper, con gran emoción, el papel de regalo con la boca, dejé en el lacito que adornaba el paquete tres dientes de leche. Tuve que montarlo y arrastrarlo por la alfombra de la habitación. Lo único que se me vino a la mente fue: “¡Vaya mierda, no es como el de la tele!”. Como era un niño a parte de muy guapo, muy listo, se me ocurrió crear mi propio océano llenando la bañera. El barco se hundió nada más posarlo sobre el agua y durante la intervención de rescate del naufragio, mi cara recibió el tortazo de mi madre. En ese preciso instante aprendí que las operaciones de auxilio tienen sus riesgos y pueden ser muy dolorosas.

Ahora, en vez de obsequiarme por Reyes con juguetes, me regalan un perfume de los que más anuncian en la tele o un neceser con after shave, desodorante y espuma de afeitar. Supongo que esto es debido porque al pasar de los treinta, el olor a feromona ya no es políticamente correcto y la gente que más te quiere se preocupa porque pase desapercibido. Aún tengo fresco, en mi mente, el día que me regalaron mi primera colonia, ¡DIOS ESTABA EMOCIONADO!, no paraban de venirme a la mente todos esos anuncios en los que un chico después de regar sus axilas con una agradable fragancia, sale a la calle, y no paran de olisquearle sensualmente un montón de  atractivas mujeres. Ayy!!... el instinto perruno es la leche. Así que cuando lo abrí, hice lo más inteligente que se me ocurrió: “Ducharme en Jacks, salir a la calle y dejar que una buena jamona me encontrase”. Pero la triste realidad fue que ningún ser vivo se me acercó. Las plantas se morían a mi pasó y los semáforos se ponían permanentemente en rojo cuando trataba cruzar al lugar donde había un montón de gente, el otro lado de la acera. Derrotado por la soledad que envolvía mi circunstancia, volví a mi loft. Cuando estaba abriendo el portal, vi a Vicky, la cachando del 3º D que  llamaba al ascensor. Llegue junto a ella, justo cuando acaba de entrar en él. Se cerró la puerta, y yo para que pudiera disfrutar plenamente de mi fragancia, puse mi cuello cerca de sus fosas nasales al apretar el botón de mi piso. No tardo ni cinco segundos en caer rendida a mis pies, lo que le acarreo un serio problema de cervicales que todavía hoy no ha conseguido curarse del todo. Para despertarla, confundido por la realidad marketiniana de la vida, no pensé mejor cosa que besarla. No tardo ni un nanosegundo en abrir los ojos, cruzarme la cara con un tremendo guantazo y correr como una descosida, con la nariz tapada, hacia una ventana del pasillo.

No sé que nuevos peligros me acecharán cuando llegue a la etapa en que por Reyes no paren de regalarme corbatas y jerséis.

Amiguitos no le hagáis caso a lo que le veis anunciado por la tele, o podréis llevaros un tremendo hostión.

Feliz año y una indolora noche de Reyes.

Un abrazo,

Rato Raro