sábado, 30 de octubre de 2010

Segunda parte: Momentos de mi infancia que marcaron mi vida

Como ya he comentado en mi post anterior, mi madre me hacía comer unos enormes bocadillos de nocilla y mantequilla que me llevaban horas o incluso días terminarlos. Como no podía salir a jugar con mis amiguitos hasta que lo terminará, ¡Oh ingenuo de mí! encendía nuestra tele en blanco y negro y ponía los dibujos o algún programa infantil. Nunca pensé que podrían llegar a cambiar mi vida, mi existencia, mi destino...

Supongo que os acordáis de Heidi. Pues bien amigos, esta en principio inofensiva serie,  marco mi conducta con el sexo femenino. Sinceramente, no creo que sea normal que un niño de 6 años  pueda ver unos dibujos en los que una niña pone caliente a su amiguito Pedro durante más de 300 capítulos sin acabar nunca en el pajar. Pensando en ello, recuerdo como en un capítulo desaparecieron con su perro Niebla y un bote mermelada, ¡vaya! no se por qué ha venido esto a la cabeza ahora. Pues bien, todo este tipo de tensión sexual no resuelta, acabo por afectarme, minando mi seguridad, mi autoestima...ahora nunca se en que capítulo puedo llevar a una chica al “pajar”, y esto claro esta, hace que mi actividad sexual este muy por debajo de la media.

Si con lo de Heidi no me bastaba, me tragaba también Marco. Si, ese capullo, que aunque su madre pasará de él, la seguía como un mono, perdón con un mono. Es duro, cuando eres pequeño, ver como una madre no quiere ver ni en pintura a su hijo y menos si este lleva consigo a todas partes un mono gilipuertas. Esto me afecto, yo diría incluso que me trastorno, perdiendo por completo la seguridad sobre el cariño que me profesa mi madre. Lo único que me hace ganar, cada día, confianza es que yo no tengo un mono, sino una perrita que no es gilipuertas como Amedio.

Por último, como no, Barrio Sesamo. Ahora, ¡listillos!, pensareis que os voy a contar como me traumatizaba que Espinete se paseará desnudo por el barrio sin que a nadie pareciera importarle, o la alegría de Chema cuando aparecía impregnado de un extraño polvo blanco, o de la mirada perdida de Caponata fruto del consumo de..., o de la presunta relación homosexual de Epi y Blas. Hablando de esto, no si recordáis una escena en la que Epi le pide Blas que le pase el jabón (¿o aceite?) mientras está en la ducha. 


Pues no amigos, no me afectado nada de esto, y no por falta de gravedad de los contenidos sino por falta de espabilación. De hecho, no me he enterado de todo esto hasta que cumplí los 18 y pude comprarme el “Jueves”, el cual me abrió los ojos sobre el obsceno mundo de la programación infantil. Amigos, lo que de verdad me marco, fue el “inofensivo” Coco, ¡nunca!, hasta tan siquiera hoy, soy capaz de discernir  la diferencia entre “aquí” y “allí”. Lo recuerdo caminando de un sitio para otro diciendo que lo antes  era aquí ahora es allí y viceversa, sinceramente me hago la picha un lio. Por eso, creo que me desoriento tan fácil, de hecho no soy capaz de llegar solo a la panadería de mi barrio sin la ayuda de un tomtom.

Con razón he salido así, los que me conocéis personalmente tendréis que aceptarme tal y como soy,  porque yo no tengo la culpa de parecerme a Super Coco.

Un abrazo,

Rato Raro  

sábado, 23 de octubre de 2010

Momentos de mi infancia que marcaron mi vida

Mi infancia esta llena de buenos y malos momentos que fueron forjando mi carácter. El primer recuerdo que me viene a la mente, es de cuando mi madre quiso adiestrarme en el difícil arte de no hacerse las necesidades encima. Me ponía encima de una bacenilla que tenía pintado al pato Donald y no me dejaba levantar hasta que hacía “pipi” y “popo”. Como esto no era siempre un proceso inmediato, me arrastraba con la bacenilla por toda la casa, detrás de mi madre, llorando y diciendo que no quería hacer popo. Mi madre, impasible, hacía caso omiso a mis quejas y me dejaba allí, aunque fueran horas o días, hasta que finalmente evacuaba. Os juro que nunca me he vuelto hacer nada encima, ni tan siquiera con diarrea, me da pavor que me vuelva a sentar encima de esa bacenilla, ¡Me cago de miedo pensando en el pato Donald!

Cuando crecí y ya iba a la “Guarde”, mi madre me compro mi primer uniforme, la verdad es que me quedaba muy bien, todas las niñas se quedaban extasiadas mirándome. Pero, odiaba cuando mi madre en invierno, para que no pasase frío, me ponía en lugar de calcetines unos leotardillos. Supongo que la mujer no quería que tuviese frío en los huevecillos. Cada vez que me quitaba los pantalones me sentía como Heidi. ¡Si me llega a ver Michael Jackson me llevaba a Neteherland! Creo que eso fue lo que hizo que perdiese toda mi confianza con las mujeres. A veces me despierto sudando porque he tenido un sueño en el que estoy con una tremenda jamona en actitud cariñosa, cuando ella se dice bajarme los pantalones, se encuentra con unos leotarditos lilillas y empieza a reírse de mí sin parar. ¡Dios, es horrible!

Mi madre siempre nos bañaba juntos a mi hermana y a mí cuando éramos pequeños, al principio no había problema pero claro los años pasaban y nos seguía bañando juntos para ahorrar agua. Al final mi hermana me metía la rodilla en la boca y yo a ella el pie. Lo peor, es que a mi hermana la sacaba de la bañera primero y yo me quedada heladito esperando en la bañera, con los huevecillos duritos porque el agua se había enfriado. Ahora siempre que estoy en la ducha, cierro el cuarto de baño a cal y canto y pongo el agua próxima a su punto de ebullición.

Aún se me caen las lágrimas cuando recuerdo cuando mi padre me regalo mi primera mascota. Era un pececillo de color naranja, al que bautice con el nombre de “Puzzy”. Os juro que no sabía que aún pez si le echas comida, come hasta que revienta. No traía libro de instrucciones y yo como no quería que pasase hambre, le estuve echando de comer durante horas, hasta que su pobre estómago no aguanto más y acabo reventando. Nunca lo he superado, ¡Esta es la razón amigos de que nunca os invite a comer!

Desde que  me compro yo mi propia ropa, no volví ponerme nunca más un jersey de cuello cisne. Recuerdo cuando mi madre me los quitaba por la noche, la mujer estaba fuerte y tiraba con tanta ansia que terminaba por arrancarme las orejas. Luego tenía que grapármelas otra vez a la cara y siempre me dejaba una oreja más alta que la otra.

Mi madre siempre me peinaba con colonia barata, no recuerdo la marca, se que era a granel y que venía en un bote marrón. Tenía la propiedad de que durante horas te picaba el cabello y yo claro me rascaba, pero lo hacía con tanta ansia que me caían unos tremendos mechones de pelo. Creo que fui el primer niño de mi cole que empezó a llevar peluca con diez años. Recuerdo cuando mi padre venía a verme jugar al fútbol y me llamaba burro cuando tenía que rematar de cabeza y no lo hacía, por miedo a que se me cayese la peluca.

Uno de esos momentos inolvidables, es cuando te llega la pubertad y cada vez que te descalzas, tus pies emanan un olor muy similar al de una bomba fétida. Mi habitación, lugar donde depositaba mis tenis, olía a cuadra, era asqueroso, entrar allí era como estar en al lado de un basurero. Supongo esa es la razón porque la que no soporto el queso.

¿Os acordáis de aquellos bocatas de nocilla y de mantequilla que nos hacían comer nuestras madres?, los míos eran de una barra entera. Mi madre me decía que no podía salir  a jugar hasta que lo terminase, tardaba horas en comérmelo y claro se hacía de noche y ya no podía salir a jugar con mis amiguitos. Creo que esto me ha agriado el carácter.

¿De dónde creéis que  me ha salido este carácter amargado, irascible y arisco? Por favor, ahora soy yo quién necesita vuestros consejillos.

Un abrazo,

Rato Raro


lunes, 18 de octubre de 2010

A vueltas con la reforma laboral

Después de que mi querido contrabloguero "Soyunmendrugo", se cargase el formato de mi colaboración en su blog, he decido publicarlo también en el mio. Aquí os la dejo:

Se que últimamente me repito mucho en mis post, pero comentarios como el del “Señor” Díaz Ferrán en los que propone una reforma laboral basada en que los pobres curritos trabajemos más horas y cobremos aún menos, ¡me cabrean!

Y yo me pregunto: ¿por qué no se plantea otro tipo de reformas? Sin ser un experto economía creo que la mayoría de las veces, por no decir todas, el cierre de una empresa tiene más que ver con las capacidades de un empresario para dirigir que con la facilidad que estos tienen en esclavizar, contratar o despedir trabajadores.

Creo que hubiera sido de bastante sentido común, por parte de los sindicatos convocantes de la huelga general, no solo luchar para que no nos reduzcan derechos sino también para que se mejore el desempeño de los empresarios.

Pues bien, “Señor” Díaz Ferrán, inspirándome en su curriculum, yo también quiero sugerirle una reforma laboral basada en diez mandamientos más uno a propuesta del maestro Jaramos:

1. Evitar que las empresas piense únicamente en su beneficio en el corto plazo.
2. Prohibir que sean los propios directivos de las empresas los que se asignen su salario.
3. Regular la bolsa, de tal forma que el valor de una acción no dependa única y exclusivamente de los beneficios que una empresa genere en el corto plazo. Sino valorar los recursos con los que cuenta con la empresa, ¡vaya su patrimonio!
4. Evitar que las empresas puedan pagar a quienes los controlan. Por ejemplo, como en el caso de las certificadoras de calidad, ¿qué sentido tiene?
5. Y como uno de mis clásicos, dificultar la creación de gigantes empresariales, como bancos, petroleras...que acaban por controlar el mercado, jodiendonos a todos con unos precios abusivos.
6. Penar la asunción de riesgos innecesarios por parte de los directivos.
7. Evitar que chorizos como “usted” puedan salir con los bolsillos repletos después de que su empresa o empresas se declaren en quiebra.
8. Crear una entidad financiera estatal que facilite el acceso a una financiación barata y a largo plazo a las empresas.
9. Fijar las cotizaciones a la seguridad social en función del tipo de contrato, bonificando los contratos indefinidos.
10.Legalizar la marihuana, con el fin de amortiguar los efectos que la crisis tiene en nuestro sistema nervioso.


Y la más importante:11.Poner sillas o sillones con cojines en las farmacias, que la Seguridad Social pague los bastones y la gorra para salir al parque y que los niños y jovencitos les llamen de "usted" a los jubilados.

Como podrá usted comprobar, creo que el problema de la crisis reside casi exclusivamente en ustedes, así que ¡deje de tocarnos los huevos con sus propuestas de reforma!


sábado, 16 de octubre de 2010

Surreal

Me encontraba ya enfundado en mi pijamita (cada día me gusta más) mirándome al espejo antes de ir a la cama (que culito). Dormir es algo que me gusta y que no hago tanto como me gustaría, pero tenía tiempo y decidí echarme una siesta de pijama y orinal.

Me iba quedando dormido cuando de pronto en la habitación entra un fulano con ojos de loco y un bigote finito, finito, ¡Surrealismo! Gritaba el hombre, que también llevaba un extraño gorro rojo, parecido al de los pitufos. ¡Surrealissssssmo! Volvió a gritar mientras yo intentaba salir de la cama para echar a aquel tipo raro que no me dejaba dormir mi planificada siesta. “Tápese caballero, no haga que me ponga cariñoso” me dijo. Decidí hacerle caso (no me apetecía que aquel señor mayor se pusiera cariñoso) y me puse unos pantalones de payaso y una camiseta a rayas (¡que estilismo!).

El hombre del bigote me saco a la calle, aún de tarde. No me dirigió la palabra, pero yo entendía que debía seguirle. Al cabo de diez minutos aparecimos en un jardín de mi barrio al que llevaba a mi perrita. ¡Surrealissssssmo! “No sé a que te refieres con esa palabra” “Ya lo sé, por eso he aparecido querido Rato, soy el fantasma de las vacaciones pasadas y vengo a hablarte de que significa ¡surrealisssssmo!” Se abrazó a un peral en flor y comenzó a ¿recitar?“En toda mentira hay siempre un fondo, más o menos amargo, de verdad”, “Esos otros mundos están en el nuestro”, “El que quiere interesar a los demás debe provocarlos”, “La única diferencia entre yo y un loco, es que yo no estoy loco”. Aquel hombre empezaba a darme miedo con todas aquellas frases sin sentido, pero en un momento dado todo cambió “Los errores tienen casi siempre un carácter sagrado. Nunca intentéis corregirlos. Al contrario: lo que procede es racionalizarlos, compenetrarse con aquellos integralmente. Después, os será posible subliminarlos”. Y el hombre desapareció, al tiempo que notaba la lengua húmeda de mi perrita en mi naricilla. Tras apartarla de malos modos decidí que todo aquello había sido un sueño. Corrí raudo a la enciclopedia y busqué surrealismo. Allí estaba la foto de ese hombre. MALDITA SEA, ERA YO, ERA YO.

A partir de este particular he decidido dejar de ver películas en las que se entremezclen sueños y realidad. Y, quizás, de ponerme este pijamita, empiezo a pensar que me arrastra a todo tipo de problemas.


Una colaboración especial de Soyunmendrugo.

PD: Mi blog agradece cualquier otro tipo de colaboración de amigos o lectores


jueves, 7 de octubre de 2010

Paseo de la Herradura

Di palabras de amor
en el paseo de la Herradura,
eran noches de verano
siendo testigo el sonreír de la luna.

Hoy voy por la Herradura
caminando envuelto en mi silencio,
sin poder ver el sonreír de la luna.

Juega el viento entre las ramas de los “carballos”,
mientras van desnudándose las hojas:
¡hojas que fueron testigo de nuestro amor
y que hoy mis pies van pisando!

Ven tú también rápido a mi lado,
a mirar el caer de las hojas,
que entonces ya no me importará pisarlas,
porque no habrá otoño,
pues viviríamos siempre en primavera.

¡Ven, y haremos sonreír de nuevo a la luna!
Los “carballos” quedarán sin hojas
pero nuevos brotes brotarán
en el árbol de nuestro amor.

Voy sólo por la Herradura,
sopla el viento,
no hay luna,
y mi amor se desvanece.



sábado, 2 de octubre de 2010

Consejillos erótico - festivos

Amigos, debido a la multitud de mails que he recibido estas últimas semanas, coincidiendo con la nueva sección de mi blog “consejillos”, hoy voy a dar respuesta alguna de vuestras consultas. ¡Mira qué sois cabrocentes!, no me dejáis ni un triste comentario a mis post y luego me llenáis el correo electrónico con mensajes de gratitud, admiración y como no, de estúpidas consultas sobre vuestra jodida vida.

Bien, hoy voy a empezar por dar respuesta a consultas de carácter sexual, dedicado a todos aquellos que habéis querido dar la cara y contarme vuestros problemillas sexuales. ¡Voy a intentar ayudaros!

Vamos con la primera consulta que tengo:
Es de P.B. y dice así: “Rato, soy un chico de 65 años, bajito y no demasiado agraciado, te dejo adjunto una de mis fotos. Te cuento, el otro día haciendo el amor... ¡Ja,Ja!, ¡qué es broma, hombre!, ¡Cómo voy hacer yo el amor!, ¡Estás loco o qué!, ¡Feliz otoño!”

Qué majo eres P.B.,  una pregunta: ¿Por qué no vas a hacer el amor?, ¡Por qué seas feo de cojones, enano y se te note aún por encima que llevas trasplantado el pelo y parezcas salido del video de Thriller! ¡No, hombre no!, ¡consuélate!, piensa en Pedro Ruíz. ¡Feliz otoño para ti también!, ¡Monstruo!

Otra consultilla, esta de carácter Vip, es de uno de mis mayores fans que entra en mi blog todos los días. Este personaje es muy conocido por vosotros, los más jóvenes de la casa. ¡Eh!, ¡Qué estáis haciendo leyendo este post!, ¡este no es para vosotros!, ¡sois todavía muy pequeños!, ¡venga!, ¡iros a ver Bob Esponja!
El mail dice así: “Rato, soy el pitufo Fortachón, por las noches me encanta quitarme mis leggins blancos y correr libremente por el bosque desnudo, sintiendo como la hierba acaricia mis huevecillos, ¡qué gustirrinin! Pero a noche de tanto correr, acabé agotado y decidí sentarme... Como estaba todo el bosque oscuro... me senté sin darme cuenta encima de un champiñón, fue visto y no visto, lo peor es que me encantó, ¡Por favor!, ¿me puedes ayudar a encontrar pareja?”

¡Cómo no mi querido pitufito!, luego te mando por mail los datos de contacto de algún que otro pretendiente.

La siguiente consulta, la realiza el Dr. Dioptrías y dice así: “Hola Rato, desde que leído tu post, mi folio en blanco, no paro de imaginarte con uno de esos pijamitas con camisa de asas y pantalones cortos ajustaditos, de esos que te marcan el paquetito. ¡Qué me pasa!, ¡yo, qué pensaba que era heterosexual!”

Querido Dr. Dioptrías, es algo normal excitarse si piensas en mí vestidito de esa manera, soy un bomboncito apetecible para cualquiera. ¡No te traumatices!, recuerda que soy inalcanzable para ti y céntrate en lo que realmente puedes ver y tocar, así y solo así, encontrarás solución a tus dudas.

El siguiente dice así: “Hola Rato, ¡mon amour!, soy Fanny tu vecinita, te cuento: El otro día estaba en unos grandes almacenes y me empezaron a entrar unos calores, me puse caliente, demasiado caliente...Cogí lo primero que tenía a mano para aliviarme... Un extintor. El problema es que se me ha quedado dentro, ahora cada vez que voy hacer pipi parezco una lavadora echando espuma. ¿Qué puedo hacer?”.

Pues Fanny hija, ¡no lo sé!, lo único que se ocurre es que busques trabajo en discotecas que organicen fiesta de la espuma. ¡Ya veras como triunfas!, ¡te vas a forrar!

También me ha llegado una consulta de Aries 34, pero la verdad no la entiendo muy bien, repito ¡NO ENTIENDO!, ¡espero que te quede clarito! y menos idiomas como el griego y el francés.

La última consulta es de un tal Toxo: “Hola camarada Rato, mi pareja que se llama Cándido, me ha dejado por un tío  que se parece a Mr. Spoke, ¡no me lo merezco!, ¡cada día estoy más jodido! ¿Qué puedo hacer?”

Querido Toxo, conozco a ese tal Mr. Spoke y tengo que decirte que no está dando solo por culo a Cándido, sino también a unos cuantos millones de españoles más. Tengo que confesarlo, entre ellos estoy yo también. ¡Por favor, díselo a Cándido, a ver si así lo deja!

Bueno, hasta aquí mi post de la semana, os deseo a todos: ¡Qué disfrutéis de vuestro fin de semana!, sexualmente hablando claro está. Yo también intentaré hacerlo cuando baje a mi perrita..., iré al cajero y sacaré 60€, porque ya lo dice el refrán: "Si quieres tapar un agujero, pásate por el cajero”.

Un abrazo,

Dr. Rato Amor