Los anuncios que vemos en la tele, están muy alejados de la
realidad. Recuerdo cuando me regalaron el barco pirata de los clicks de
Playmobil. Lo anunciaban como un barco que navegaba sobre el mar que un niño
tenía en su habitación, con árboles y cañones que disparaban solos. Cada vez
que lo veía lo flipaba. Sin embargo, en el momento en que me lo regalaron, la
cosa cambio. Después de romper, con gran emoción, el papel de regalo con la
boca, dejé en el lacito que adornaba el paquete tres dientes de leche. Tuve que
montarlo y arrastrarlo por la alfombra de la habitación. Lo único que se me
vino a la mente fue: “¡Vaya mierda, no es
como el de la tele!”. Como era un niño a parte de muy guapo, muy listo, se
me ocurrió crear mi propio océano llenando la bañera. El barco se hundió nada
más posarlo sobre el agua y durante la intervención de rescate del naufragio,
mi cara recibió el tortazo de mi madre. En ese preciso instante aprendí que las
operaciones de auxilio tienen sus riesgos y pueden ser muy dolorosas.
Ahora, en vez de obsequiarme por Reyes con juguetes, me regalan un
perfume de los que más anuncian en la tele o un neceser con after shave, desodorante
y espuma de afeitar. Supongo que esto es debido porque al pasar de los treinta,
el olor a feromona ya no es políticamente correcto y la gente que más te quiere
se preocupa porque pase desapercibido. Aún tengo fresco, en mi mente, el día
que me regalaron mi primera colonia, ¡DIOS ESTABA EMOCIONADO!, no paraban de
venirme a la mente todos esos anuncios en los que un chico después de regar sus
axilas con una agradable fragancia, sale a la calle, y no paran de olisquearle
sensualmente un montón de atractivas mujeres.
Ayy!!... el instinto perruno es la leche. Así que cuando lo abrí, hice lo más inteligente
que se me ocurrió: “Ducharme en Jacks,
salir a la calle y dejar que una buena jamona me encontrase”. Pero la
triste realidad fue que ningún ser vivo se me acercó. Las plantas se morían a
mi pasó y los semáforos se ponían permanentemente en rojo cuando trataba cruzar
al lugar donde había un montón de gente, el otro lado de la acera. Derrotado
por la soledad que envolvía mi circunstancia, volví a mi loft. Cuando estaba
abriendo el portal, vi a Vicky, la cachando del 3º D que llamaba al ascensor. Llegue junto a ella, justo
cuando acaba de entrar en él. Se cerró la puerta, y yo para que pudiera
disfrutar plenamente de mi fragancia, puse mi cuello cerca de sus fosas nasales
al apretar el botón de mi piso. No tardo ni cinco segundos en caer rendida a
mis pies, lo que le acarreo un serio problema de cervicales que todavía hoy no
ha conseguido curarse del todo. Para despertarla, confundido por la realidad
marketiniana de la vida, no pensé mejor cosa que besarla. No tardo ni un
nanosegundo en abrir los ojos, cruzarme la cara con un tremendo guantazo y
correr como una descosida, con la nariz tapada, hacia una ventana del pasillo.
No sé que nuevos peligros me acecharán cuando llegue a la etapa en
que por Reyes no paren de regalarme corbatas y jerséis.
Amiguitos no le hagáis caso a lo que le veis anunciado por la
tele, o podréis llevaros un tremendo hostión.
Feliz año y una indolora noche de Reyes.
Un abrazo,
Rato Raro
13 comentarios:
Es que los hombres tenéis la manía de ducharos en colonia, 100% comprobado. Aunque si te soy sincera, a mí eso me gusta. Cuando empiecen a regalarte colonia, ya nos contarás...
Besos!
Quejica
http://soyquejica.blogspot.com
Gracias Quejica por pasarte por aquí. No soy incapaz de pegar ojo pensando en las cosas que me van a suceder este viernes...
Un abrazo,
Rato Raro
Lo mejor? un buen libro acorde con tu persona...ni marketing, ni anuncios engañosos televisivos.
:)
Los libros me gustan y en principio no parecen peligrosos. Si los Reyes pasan por aquí ya saben lo que me pueden regalar.
Un abrazo,
Rato Raro
Gracias por tu visita y comentario en mi blog.
Tú tambien tienes uno muy interesante.
Un abrazo.
Me preparo mi cena de mierda tan habitual por estas fechas (ramen del chino) y me siento a leer tranquilamente tu blog. Aquí mis impresiones por orden de aparición:
- ¡Maldición!, no es una chica.
- ¡Maldita sea!, su blog mola más que el mío.
- El barco de playmobil entra en escena. Me intrigas, ¿qué más me ofreces?
- Forma de expresarse parecida a la mía. ¡No estamos solos!
- Ya está, me lo quedo.
Gracias por pasarte por mi blog y enseñarme el tuyo. Estamos en contacto.
Pere
Estos días con la disculpa del concurso de blogs y a que tenía tiempo libre me he dedicado a ver que se cocía por ahí y la verdad es que me he llevado una grata sorpresa. Me gustaría ver todos los blogs inscritos (pero se que es imposible) y votar por aquellos que más me han gustado pero estos son tantos que como mínimo he dejado mi comentario aquellos que más me han cautivado.
Prometo seguiros siempre que pueda porque la verdad que soy muy buenos, solo por eso merecéis que os traigan muchos regalitos inofensivos los Reyes.
Un abrazo,
Rato Raro
¡Cuanto daño han hecho los anuncios! Coincido con Abnis, para mí el mejor regalo es un libro, aunque nunca digo que no a una bonita bufanda. ¡Espero que este año acierten tus Reyes!
Un abrazo Rato, y ¡feliz año!
A mi se me levanta una ceja, como a Carlos Sobera, cuando abro los regalos de Reyes, yo también soy un poco rarita (me dan alergia las colonias) pero hay quien confunde entre alergia u alegría...buena suerte con tus regalos.
Lo de levantar la ceja causa expectación, pruebalo.
Espero que este año los Reyes Magos hayan sido generosos contigo porque, por lo que veo, tú lo eres con los demás.
Abrazos a manadas.
Ingenuo de ti, creías que la atracción se produce vía nariz, como los perros/as. Y no. Ahora que..., si no funcionan los otros gadgets, empaparse en colonia..., no sé, creo que tampoco. Ya veo que ese regalo oloroso ha sido tirar el dinero. Ay, con la falta que nos hace a otros. Salud(os).
Gracias Crapulas por tu visita.
Para mí, es un autentico regalazo de Reyes, que tanto Diana, como Jaramos y Manuela sigan dejando sus comentarios en este humilde blog.
Un abrazo y un millón de gracias a todos lo que habéis pasado por aquí,
Rato Raro
:D Si es que el mundo de los anuncios es otra realidad.
Genial tu post porque me has hecho reír y porque me he quitado un trauma de infancia: yo pedí el barco pirata de los clicks de niño, pero no me lo trajeron, y me sentí muy desdichado por ello, pero ahora sé que no valía la pena tanta lagrimera y tanta pataleta.
Un abrazo
Publicar un comentario