sábado, 19 de diciembre de 2009

Los niños no saben de política III (Capitulo final)


Cuando alcance la madurez, volví a reflexionar sobre el sentido de los sistemas políticos y llegue a la conclusión de que uno de los peligros de no comulgar con la idea de que ser de izquierda es ser bueno, es que inmediatamente quien lo dice es acusado de ser un hombre de derechas. Es como una maldición, sientes que todo el mundo te ve mal y grita ¡Sois de derechas! Toda critica de que las políticas de izquierdas no son una solución a graves problemas económicos, es considerada una manifestación reaccionaria, cuando si miramos los hechos los únicos reaccionarios son la gente de izquierdas.
¿Por qué estos sujetos son reaccionarios?, porque son moralistas, están por encima del bien o el mal, están en contra de toda participación social, a la que en la mayoría de los casos por intentar guiar desmovilizan, está en contra de cualquier iniciativa individual, en contra de lo nuevo, de aprovechar las posibilidades de una nueva realidad, tachan de fachas aquel los que se conforma con mejorar un poco las cosas, prefiriendo realizar una oposición voraz a todas estas ideas, para que nada salga adelante, muchos veces pienso que la “izquierda es apocalíptica”, dice que cree en la igualdad de oportunidades,  pero en cambio limitan la libertad, y obstaculizan las propuestas de las fuerzas sociales tachándolas de individualista.
Además creo que la izquierda vive inmersa en una profunda paradoja: siendo supuestamente el movimiento que representa a la inmensa mayoría de los perjudicados por este sistema capitalista, no logra conseguir los votos de esos perjudicados (sólo hay que pensar en  el número de votos con los que cuenta y contará en las próximas elecciones izquierda unida). Pero, si un arte tiene la izquierda, es el del saber justificarse “es que a la gente la educan bajo una serie de valores, que acaban engañándolos  y confundiéndolos”, sin darse cuenta que su mensaje no tiene la  aceptación que bajo su lógica debería tener. Al sostener una y otra vez “a la gente la engañan”, consiguiendo sólo el rechazo de todos aquellos a los que dicen van a salvar, los votantes, a los que describen como gente obnubilada por las circunstancias.
Bajo mi humilde punto de vista, tenemos dos posibilidades:
1.       Abandonar los términos de izquierda y derecha como referencia de posturas políticas. Creo que todavía hay  gente a la que no le importa quién es de derechas y de izquierdas, sino cuáles son sus propuestas, valores (falta mucha honradez), sus programas (es increíble que no exista un programa coherente de medidas anticrisis) y medidas de gobierno (prefiero no hacer ningún comentario de las patéticas medidas que ha puesto en marcha nuestro gobierno, que cada uno saque sus propias conclusiones.
2.       Redifinir los conceptos de izquierda y derecha, para que sepan y puedan convivir, en una forma de pensar que tenga como prioridad buscar los intereses de sus votantes, buscando llegar a un acuerdo cuando situaciones excepcionales como la “crisis”, así lo requieran. Que sepan a adaptarse a la realidad en la que viven, que se acerquen y conozcan las necesidades de la gente, que propongan soluciones serias y no meras críticas a su oponente, aunque este sea un mendrugo, que dejen el pasado y el resentimiento (memoria histórica) enterrados.
Espero que bajo la tolerancia, y la proposición de soluciones serias sepamos construir un camino, que nos beneficie a todos pensemos lo que pensemos, y seamos quién seamos.
Os desea unas felices fiestas, vuestro queridísimo,
 RATO

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